Página 106 - Mente, Car

Basic HTML Version

102
Mente, Carácter y Personalidad 1
para debilitar física y moralmente al hombre a fin de vencerlo con
sus tentaciones, y luego triunfar sobre su ruina. Y ha tenido acce-
so a aquellos que están esclavizados por los apetitos, sin tener en
cuenta los resultados. Él sabe muy bien que es imposible para el
hombre desempeñar sus obligaciones hacia Dios y sus semejantes
mientras malogra las facultades que Dios le ha dado. El cerebro
es la capital del cuerpo. Si las facultades perceptivas son entor-
pecidas por cualquier clase de intemperancia, no se disciernen las
cosas eternas.—
The Review and Herald, 8 de septiembre de 1874
;
Mensajes para los Jóvenes, 234
.
La tiranía de la costumbre
La fuerza o la debilidad de la mente tienen mucho que ver con
nuestra utilidad en este mundo y con nuestra salvación final. Es
deplorable la ignorancia que ha prevalecido con respecto a la ley de
Dios y nuestra naturaleza física. La intemperancia de cualquier clase
es una violación de las leyes de nuestro ser. La imbecilidad prevalece
en gran manera. El pecado se hace atrayente bajo el manto de luz
con que Satanás lo cubre, y él se complace en retener el mundo
cristiano en sus hábitos diarios bajo la tiranía de las costumbres,
como los paganos, y gobernado por el apetito.—
The Review and
Herald, 8 de septiembre de 1874
;
Mensajes para los Jóvenes, 235
.
Vigilemos la ciudadela
Todos deberían asentir la necesidad de mantener la naturaleza
moral fortalecida por una vigilancia constante. Como centinelas
fieles, han de guardar la ciudadela del alma, y nunca sentir que
pueden descuidar su vigilancia ni por un momento.—
Counsels on
Health, 411 (1879)
.
[85]
La mente bien educada no vacila
La mente tiene que ser educada por medio de pruebas diarias
hasta lograr hábitos de fidelidad, hasta obtener un sentido de las
exigencias de lo recto y del deber por sobre las inclinaciones y los
placeres. Las mentes así educadas no vácilarán entre lo bueno y lo
malo, como si fuera una caña mecida por el viento; pero tan pronto