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La atmósfera del hogar
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La influencia de los defectos de los padres
Parece perfectamente natural para algunos hombres ser ásperos,
egoístas, exigentes y despóticos. Nunca aprendieron la lección del
dominio propio, de modo que no están dispuestos a restringir sus
sentimientos irrazonables, no importa cuáles sean las consecuencias.
Estos hombres recibirán su pago al ver a sus compañeras enfermas y
desanimadas, y a sus hijos llevando las peculiaridades de sus propios
rasgos de carácter desagradable.—
Mensajes Selectos 2:494 (1865)
.
Los hogares con discordia no atraen a los ángeles
Los hogares en los que reina la discordia no atraen a los ángeles.
Dejen los padres y las madres de hacer todas sus críticas y murmu-
raciones. Eduquen a sus hijos para que hablen palabras agradables,
palabras que traigan alegría y gozo. ¿No entraremos ahora en el
hogar-escuela como alumnos de Cristo? Traigan la piedad prácti-
ca al hogar. Vean entonces si las palabras que ustedes hablan no
producen gozo.
[186]
Padres, inicien la obra de la gracia de la iglesia en su propio
hogar, actúen de tal manera que sus niños vean que están cooperando
con los ángeles celestiales. Entréguense a Dios cada día. Edúquense
a ustedes mismos y a sus hijos para la vida eterna en el reino de Dios.
Los ángeles serán sus poderosos ayudadores. Satanás los tentará,
pero no cedan. No pronuncien una sola palabra de la cual el enemigo
pueda obtener una ventaja.—
Manuscrito 93, 1901
.
Un llamamiento a la hospitalidad
Aun entre los que profesan ser cristianos se ejercita poco la ver-
dadera hospitalidad. Entre nuestro propio pueblo la oportunidad de
manifestar hospitalidad no es considerada como debiera serlo: como
un privilegio y una bendición. Es en absoluto demasiado escasa la
sociabilidad y disposición para hacer lugar para dos o tres más en
la mesa de la familia, sin molestia u ostentación. Algunos alegan
que “es demasiado trabajo”. No resultaría así si dijéramos: “No
hemos hecho preparativos especiales, pero le ofrecemos gustosos
lo que tenemos”. El huésped inesperado aprecia una bienvenida