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Mente, Carácter y Personalidad 1
medio por el cual el cielo puede comunicarse con el hombre, y
afectan su vida más íntima.
Cualquier cosa que perturbe la circulación de las corrientes eléc-
tricas del sistema nervioso, disminuye la fuerza de las energías vita-
les, y como resultado se atenúa la sensibilidad de la mente.—
Joyas
de los Testimonios 1:253, 254 (1870)
.
Algunos niños comienzan a practicar la contaminación propia
en su infancia; y al aumentar en años las pasiones lujuriosas crecen
con su crecimiento y se fortalecen con su fuerza. Sus mentes no
están tranquilas. Las señoritas desean la compañía de los varones, y
los varones la de las niñas. Su comportamiento no es reservado ni
modesto. Son atrevidos y audaces y se toman libertades indecentes.
El hábito del abuso propio ha rebajado sus mentes y ha manchado
sus almas.—
Testimonies for the Church 2:481 (1870)
.
Relaciones sexuales antes del casamiento (consejo a un joven
adventista del séptimo día)
Pocas tentaciones son más peligrosas o más fatales para los
jóvenes que la tentación a la sensualidad, y ninguna será, si se cede a
ella, más ruinosa para el alma y el cuerpo por el tiempo y la eternidad
[...].
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Se me mostró cuando tú estabas en compañía de ella en horas de
la noche; tú sabes mejor cómo pasaban esas horas. Tú me llamaste
para preguntarme si habías quebrantado los mandamientos de Dios.
Te pregunto: ¿No los has quebrantado?
¿Cómo han usado sus horas juntos noche tras noche? ¿Fueron
tus actitudes, tus posiciones, tus afectos, tales que desearías que
fueran registrados todos en los libros del cielo? Yo vi y oí cosas
que harían sonrojar a los ángeles [...]. Ningún joven debería hacer
lo que tú hiciste con ella, a menos que estés casado con ella; y me
sorprendió que no percibieras el asunto más claramente.
Te escribo ahora para rogarte por amor a tu alma que no te
entretengas más con la tentación. Haz una obra rápida en quebrar
este hechizo que como una terrible pesadilla ha estado sobre ti.
Libérate ahora y para siempre, si tienes algún deseo del favor de
Dios [...].