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Mente, Carácter y Personalidad 1
Cambie las sugerencias impuras por pensamientos puros y
nobles
Debe mantenerse la mente meditando en temas puros y santos.
Tiene que rechazarse de inmediato toda sugestión impura, y deben
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cultivarse pensamientos puros, ennoblecedores, la santa contempla-
ción, obteniendo así más y más conocimiento de Dios ejercitando
la mente en la contemplación de las cosas celestiales. Dios tiene
medios sencillos al alcance de cada caso individual, suficientes para
asegurar el fin último, la salvación del alma.
Propónte alcanzar una norma elevada y santa; mantén en alto tu
ideal; actúa con firme determinación, como Daniel, intrépidamente,
con perseverancia, y nada que pueda hacer el enemigo estorbará
tu progreso. A pesar de los inconvenientes, de los cambios, de las
perplejidades, tú puedes crecer constantemente en vigor mental y en
poder moral.—
En Lugares Celestiales, 199 (1887)
.
Someter las pasiones
Cada pasión no santificada ha de ser puesta bajo el control de
la razón santificada mediante la gracia abundantemente otorgada
por Dios en cada emergencia. Pero no permita que se cree una
emergencia, que haya un acto voluntario que lo ponga donde será
asaltado por la tentación, o dé la menor ocasión para que otros
piensen que es culpable de indiscreción.—
Carta 18, 1891
.
Aléjese del borde del precipicio
No procure ver cuán cerca puede caminar del borde del precipicio
con seguridad. Evite la primera aproximación al peligro. No se
puede jugar con los intereses del alma. Su capital es su carácter.
Cuídelo como cuidaría un tesoro valioso. Deben abrigarse firme y
constantemente la pureza moral, el respeto propio y un fuerte poder
de resistencia [...].
Nadie piense que puede vencer sin la ayuda de Dios. Usted
debe tener la energía, la fortaleza, el poder, de una vida interior
desarrollada dentro suyo. Entonces podrá llevar fruto para piedad
y tendrá un repudio intenso por el vicio. Usted necesita esforzarse
constantemente para alejarse de lo terreno, de las conversaciones
vulgares, de todo lo sensual, y apuntar a la nobleza del alma y a