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Egoísmo y egocentrismo
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La base de la verdadera grandeza es el olvido de sí mismo
No era suficiente que los discípulos de Jesús fueran instruidos
en cuanto a la naturaleza de su reino. Lo que necesitaban era un
cambio de corazón que los pusiera en armonía con sus principios.
Llamando a un niñito a sí, Jesús lo puso en medio de ellos; y luego
rodeándole tiernamente con sus brazos dijo: “De cierto os digo, que
si no os volvéis, y hacéis como niños, no entraréis en el reino de los
cielos”. La sencillez, el olvido de sí mismo y el amor confiado del
niñito son los atributos que el cielo aprecia. Son las características
de la verdadera grandeza.—
El Deseado de Todas las Gentes, 404
(1898)
.
Oraciones paganas
Los paganos creían que sus oraciones tenían méritos para expiar
el pecado. Por lo tanto, cuanto más larga fuera la oración, mayor
mérito tenía. Si por sus propios esfuerzos podían hacerse santos,
tendrían entonces algo de que regocijarse y de lo cual hacer alarde.
[278]
Esta idea de la oración es resultado de la creencia en la expiación
por el mérito propio en que se basa toda religión falsa. Los fariseos
habían adoptado este concepto pagano de la oración, que existe
todavía hasta entre los que profesan ser cristianos. La repetición de
expresiones prescritas y formales mientras el corazón no siente la
necesidad de Dios, es comparable con las “vanas repeticiones” de
los gentiles.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 74 (1896)
.
Jesús no reivindicaba sus derechos
En su vida no había de entretejerse ninguna aserción de sí mismo
[demanda de sus derechos]. El Hijo de Dios no conocería los home-
najes que el mundo tributa a los cargos, a las riquezas y al talento. El
Mesías no iba a emplear ningún recurso de los que usan los hombres
para obtener obediencia u homenaje. Su absoluto renunciamiento de
sí mismo se predecía en estas palabras: “No gritará, ni alzará su voz
en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que
se extingue”.
Isaías 42:2, 3
.—
La Historia de Profetas y Reyes, 511
(1917)
.