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Mente, Carácter y Personalidad 1
La censura contínua confunde al niño
El cielo ve en el niño al hombre o a la mujer no desarrollado,
con capacidades y facultades que, si son guiadas correctamente y
desarrolladas con sabiduría celestial, llegarán a ser agentes humanos
a través de los cuales las influencias divinas pueden cooperar para ser
colaboradores con Dios. Las palabras ásperas y la censura continua
confunden al niño pero nunca lo reforman. Contenga ese regaño;
mantenga su propio espíritu bajo la disciplina de Jesucristo; entonces
aprenderá a tener compasión y bondad con los que han sido puestos
bajo su influencia. No exhiba impaciencia o aspereza, porque si
estos niños no necesitaran educación, no necesitarían las ventajas
de la escuela. Han de ser conducidos por la escalera del progreso
con paciencia, bondad y amor, subiendo escalón tras escalón en la
obtención del conocimiento.—
Fundamentals of Christian Education,
263 (1893)
.
[353]
Cuidado al suspender a los alumnos
Sean cuidadosos con lo que hacen al suspender a los alumnos.
Este es un asunto solemne. Debería ser una falta muy grave la que
requiera esta disciplina.
Además, deberían considerarse con cuidado todas las circuns-
tancias relacionadas con el caso. Los estudiantes enviados desde sus
casas a corta o larga distancia, miles y miles de kilómetros, están
lejos y privados de las ventajas del hogar, y si son expulsados se les
impide aprovechar los privilegios de la escuela. Alguien que tuvo
confianza y esperanza en ellos tuvo que afrontar todos sus gastos,
considerando que su dinero no sería invertido en vano. El estudiante
entra o cae en tentación y ha de ser disciplinado por su mal. Él siente
agudamente que se ha manchado su registro, y que chasquea a los
que confiaron en que él desarrollaría el carácter bajo la influencia de
su educación en la vida escolar, lo cual compensaría todo lo que se
había invertido en él.
Pero se lo suspende por su necia actuación. ¿Qué hará? El valor
está en su nivel más bajo, no abriga ni valor ni hombría. Es un gasto
y se ha perdido tiempo precioso. ¿Quién será tierno y bondadoso y
sentirá la carga de estas almas? No es extraño que Satanás se apro-