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Equilibrio en la educación
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avanzada en nuestras escuelas como preparación para la obra que ha
de preceder a las escenas finales de la historia de la tierra. La verdad
ha de ir a los lugares más remotos de la tierra, por medio de agentes
preparados para la obra. Pero aunque el conocimiento de la ciencia
es poder, el conocimiento que Jesús en persona vino a impartir al
mundo era el conocimiento del evangelio. La luz de la verdad había
de enviar sus brillantes rayos a las partes más lejanas de la tierra, y
la aceptación o el rechazo del mensaje de Dios involucra el destino
eterno de las almas.—
The Review and Herald, 1 de diciembre de
1891
;
Fundamentals of Christian Education, 186
.
Los jóvenes han de ser pensadores
Todo ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una
facultad semejante a la del Creador: la individualidad, la facultad
de pensar y hacer. Aquellos en quienes se desarrolla esta facultad
son los que llevan responsabilidades, los que dirigen empresas, los
que influyen sobre el carácter. La obra de la verdadera educación
consiste en desarrollar esta facultad, en educar a los jóvenes para
que sean pensadores, y no meros reflectores de los pensamientos de
otros hombres.
En vez de restringir su estudio a lo que los hombres han dicho o
escrito, los estudiantes deben ser dirigidos a las fuentes de la verdad,
a los vastos campos abiertos a la investigación en la naturaleza y
en la revelación. Contemplen las grandes realidades del deber y
del destino, y la mente se expandirá y robustecerá. En vez de jó-
venes educados, pero débiles, las instituciones del saber debieran
producir hombres fuertes para pensar y actuar, hombres que sean
amos y no esclavos de las circunstancias, hombres que posean am-
plitud de mente, claridad de pensamiento y valor para defender sus
convicciones.—
La Educación, 17, 18 (1903)
.
La verdadera educación desarrolla el carácter
La educación y la preparación de los jóvenes es una obra impor-
tante y solemne. El gran objetivo que ha de lograrse debería ser el
apropiado desarrollo del carácter, que la persona pueda estar prepa-
rada adecuadamente para cumplir los deberes de la vida presente