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Capítulo 8—La religión y la ment
El amor de Cristo infunde vida al ser
El amor que Cristo infunde en todo nuestro ser es un poder
vivificante. Da salud a cada uno de los órganos vitales: el cerebro,
el corazón y los nervios. Por su medio las energías más potentes de
nuestro ser despiertan y entran en actividad. Libra al alma de culpa y
tristeza, de la ansiedad y angustia que agotan las fuerzas de la vida.
Con él vienen la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo
que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu
Santo, un gozo que da salud y vida.—
El Ministerio de Curación, 78
(1905)
.
La obra de Cristo es sanar a los quebrantados de corazón
El poder sanador de Dios se hace sentir en toda la naturaleza. Si
se corta un árbol, si un ser humano se lastima o se rompe un hueso,
la naturaleza empieza inmediatamente a reparar el daño. Aun antes
de que exista la necesidad, están listos los elementos sanadores, y
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tan pronto como se lastima una parte, todas las energías se dedican
a la obra de restauración. Lo mismo ocurre en el reino espiritual.
Antes de que el pecado creara la necesidad, Dios había provisto
el remedio. Toda alma que cede a la tentación, es herida por el
adversario, pero dondequiera que haya pecado, está el Salvador. Es
obra de Cristo “sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar
libertad a los cautivos [...] poner en libertad a los oprimidos”.
Lucas
4:18
.—
La Educación, 113 (1903)
.
La receta del salvador para los males mentales y espirituales
Las palabras de nuestro Salvador: “Venid a mí, [...] que yo os
haré descansar” (
Mateo 11:28
), son una receta para curar las en-
fermedades físicas, mentales y espirituales. A pesar de que por su
Véase el capítulo 43, “La mente y la salud espiritual”.
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