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Mente, Cáracter y Personalidad 1
cencia ha arruinado su apetito por la comida sencilla y saludable y
por el uso sencillo de su tiempo; la complacencia propia ha hecho
su obra de trastornar su carácter para el tiempo y la eternidad.—
The
Review and Herald, 10 de mayo de 1898
.
Satanás procura controlar la mente de los niños
—Padres,
ustedes conocen algo de las atracciones mediante las cuales Satanás
procura conducir a sus niños a la locura. Está trabajando con todas
sus fuerzas para desviarlos. Con una determinación que muchos ni
sueñan está buscando obtener el control de sus mentes y anular el
efecto de los mandamientos de Dios en la vida de ellos.—
Manuscrito
93, 1909
.
Los padres han de ligar a sus hijos a su corazón
—No dejéis
que vuestros hijos os vean con rostros ceñudos. Si ellos ceden a la
tentación, y luego ven su error y se arrepienten de él, perdonadles
tan generosamente como esperáis ser perdonados por vuestro Padre
celestial. Instruidlos bondadosamente y ligadlos a vuestro corazón.
Este es un tiempo crítico para los niños. Los rodearán influencias
tendientes a separarlos de vosotros, y debéis contrarrestarlas. Ense-
ñadles a hacer de vosotros sus confidentes. Permitidles contaros sus
pruebas y goces. Estimulando esto, los salvaréis de muchas trampas
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que Satanás ha preparado para sus pies inexpertos.
No tratéis a vuestros hijos únicamente con severidad, olvidán-
doos de vuestra propia niñez, y olvidando que ellos no son sino niños.
No esperéis de ellos que sean perfectos, ni tratéis de obligarlos a
actuar como hombres y mujeres en seguida. Obrando así, cerraríais
la puerta de acceso que de otra manera pudierais tener hacia ellos, y
los impulsaríais a abrir la puerta a las influencias perjudiciales, que
permitirían a otros envenenar sus mentes juveniles antes de advertir
el peligro.—
Joyas de los Testimonios 1:136 (1863)
.
Disciplina sólida y uniforme
—La felicidad de cada niño puede
alcanzarse con una disciplina sólida y uniforme. Las gracias más
genuinas del niño consisten en la modestia y la obediencia,—oídos
atentos para escuchar las palabras de orientación, pies y manos
dispuestos a caminar y trabajar en la senda del deber. Y la verdadera
bondad del niño traerá su propia recompensa, aun en esta vida.
Los primeros años son el momento para el proceso educativo, no
sólo para que el niño llegue a ser más servicial y lleno de gracia y de
verdad en esta vida, sino para que pueda asegurarse el lugar prepa-