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Mente, Cáracter y Personalidad 1
mismas profundidades de la miseria y la angustia humanas.—
Carta
50, 1897
.
Combate el poder de Satanás sobre la mente
—El [Cristo] vio
el poder—el poder engañoso—de Satanás sobre las mentes humanas,
y se comprometió a venir a esta tierra. Pone a un lado su manto real,
se quita la corona real, abandona su alto mando, desciende del trono
de gloria como Comandante supremo de todo el cielo, y viste su
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divinidad con humanidad, para que la humanidad pueda alcanzar
a la humanidad. Para eso vino aquí. Vino directamente a nuestra
tierra para tomar sobre sí la naturaleza del hombre, para pasar por
todas las pruebas, todas las aflicciones y tentaciones que asaltan al
hombre, y aquí luchó con esas tentaciones, pasando por el terreno
donde Adán cayó, a fin de poder redimir el desgraciado fracaso y la
caída de Adán.
Con la naturaleza humana, como nuestro sustituto y garantía,
se aferró de la misma esperanza que tenemos el privilegio de asir,
y eso es poder infinito. Mediante él, nuestro Salvador venció las
tentaciones del enemigo y obtuvo la victoria. ¿Para quiénes? Para
nosotros. ¿Para qué? Para que ninguno de los miembros de la familia
humana necesite tropezar en el camino que conduce a la vida eterna.
Por cuanto El lo recorrió antes de nosotros, conoce todo obstáculo,
conoce cada dificultad que cada alma sobre la faz de la tierra debe
afrontar. Conoce esto, y por consiguiente, cuando en ocasión de
su bautismo ofreció su pedido al cielo, esa oración se abrió paso
directamente a través de la sombra infernal que Satanás ha arrojado
sobre el sendero de ustedes, sobre mi sendero, y la fe penetró “hasta
dentro del velo”.
Hebreos 6:19
.—
Manuscrito 18, 1895
.
Ayuda a ejercer fe
—Cristo conocía todos los pensamientos de
ella, y se dirigía hacia ella. Comprendía él la gran necesidad de la
mujer, y le ayudaba a ejercitar su fe.—
El Ministerio de Curación,
38 (1905)
.
El conocimiento divino puede llegar a ser el humano
—El
conocimiento divino puede llegar a ser conocimiento humano. Cada
ministro debería estudiar cuidadosamente la forma en que Cristo
enseñaba. Debe comprender sus lecciones. No hay uno en veinte
que conozca la belleza y la esencia real del ministerio de Cristo. Han
de descubrirlo. Entonces llegarán a ser participantes del rico fruto
de sus enseñanzas. Las entretejerán tan plenamente en su propia
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