Página 169 - Mente, C

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Cristo trata con las mentes
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vida y práctica que las ideas y los principios que Cristo presentó
en sus lecciones aparecerán en su enseñanza. La verdad florecerá
y llevará los frutos más nobles. Y el propio corazón del obrero se
encenderá; sí, arderá con la vivificante vida espiritual que infunden
en las mentes de otros.—
Manuscrito 104, 1898
.
En contacto con diversas mentalidades
—Todos los que profe-
san ser hijos de Dios deben recordar que, como misioneros, tendrán
que tratar con toda clase de personas: refinadas y toscas, humildes
y soberbias, religiosas y escépticas, educadas e ignorantes, ricas y
pobres. No es posible tratar a todas estas mentalidades del mismo
modo; y no obstante, todas necesitan bondad y simpatía. Mediante el
trato mutuo, nuestro intelecto debe recibir pulimento y refinamiento.
Dependemos unos de otros, unidos como estamos por los vínculos
de la fraternidad humana.—
El Ministerio de Curación, 396 (1905)
.
La mente ha de llegar a ser una con la de Cristo
—Cuando
nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la volun-
tad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente,
los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que
significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando
el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la
desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia,
que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová.—
Palabras de Vida
del Gran Maestro, 253, 254; 221 (1900)
.
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