Página 175 - Mente, C

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La escuela y el maestro
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y, mediante su espíritu comprensivo y progresista, despertará en
ellos el deseo de seguirlo mientras trata de guiarlos por el camino
ascendente.—
La Educación, 279 (1903)
.
No se usa ni la mitad de las facultades mentales
—Es impor-
tante que tengamos escuelas intermediarias y secundarias. Nos ha
sido confiada una gran obra, la proclamación del mensaje del tercer
ángel a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Tenemos tan sólo pocos
misioneros. Desde nuestra patria y del extranjero nos llegan muchos
urgentes pedidos de obreros. Los jóvenes de ambos sexos, los de
edad madura, y de hecho, todos los que pueden dedicarse al servicio
del Maestro, debieran aplicar su mente hasta el límite, el esfuerzo
de prepararse para contestar a estos llamamientos. Por la luz que
Dios me ha dado, sé que no empleamos las facultades de la mente ni
con la mitad de la diligencia que debiéramos poner en un esfuerzo
para prepararnos para ser más útiles.—
Consejos para los Maestros
Padres y Alumnos, 200, 201; 161, 162 (1913)
.
Combinar lo natural con lo espiritual y procurar las más
elevadas realizaciones
—En los estudios de nuestras escuelas, lo
natural y lo espiritual han de combinarse. Los trabajos agrícolas
ilustran las lecciones bíblicas. Las leyes que la tierra obedece re-
velan el hecho de que está bajo el dominio magistral de un Dios
infinito. Los mismos principios rigen el mundo espiritual y el mundo
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natural. Si divorciamos a Dios y su sabiduría de la adquisición del
conocimiento, tenemos una educación unilateral y pobre, muerta a
todas las cualidades salvadoras que dan poder al hombre, de modo
que él no puede adquirir la inmortalidad por medio de la fe en Cristo.
El autor de la naturaleza es el autor de la Biblia. La creación y el
cristianismo tienen un Dios.
Todos los que se ocupan en la adquisición de conocimiento de-
berían apuntar a alcanzar el nivel más elevado de progreso. Avancen
tan rápidamente y tan lejos como puedan; sea su campo de estu-
dio tan amplio como sus facultades puedan abarcar, haciendo de
Dios su sabiduría, aferrándose al que es infinito en conocimiento,
quien puede revelar los secretos escondidos por las edades, quien
puede resolver los problemas más difíciles para las mentes que creen
en el único que tiene inmortalidad, quien vive en luz inaccesible
para el hombre. El testigo viviente de Cristo, que sigue conocien-
do al Señor, encontrará que sus salidas están dispuestas como el