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Egoísmo y egocentrismo
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impresión de inferioridad que limitará grandemente la influencia que
podría ejercer para el bien. Usted debería evitar ambos extremos. Los
sentimientos no deberían controlarlo; las circunstancias no deberían
afectarlo. Usted puede hacer una evaluación correcta de sí mismo,
la que demostrará ser una salvaguardia para evitar caer en ambos
extremos. Usted puede ser imponente sin tener una vana confianza
propia; usted puede ser condescendiente y ceder sin sacrificar el
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respeto propio o la independencia personal, y su vida puede ser de
gran influencia sobre todos los que están tanto en los niveles altos
como también en los humildes de la vida.—
Testimonies for the
Church 3:506 (1875)
.
El egocentrismo favorece la enfermedad (un mensaje perso-
nal)
—Sus esfuerzos deberían ser fervientes y completos y perse-
verantes para que usted tenga éxito. Usted debe aprender, como
seguidor de Cristo, a controlar cada expresión de irritación o apasio-
namiento. Su mente está demasiado centrada en usted mismo. Usted
habla demasiado de sí mismo, de las dolencias de su cuerpo.
Por medio de sus propios malos hábitos su propia actuación dia-
riamente le acarrea la enfermedad. El apóstol ruega a sus hermanos
que consagren sus cuerpos a Dios. “Así que, hermanos, os ruego
por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Romanos 12:1, 2
.—
Carta
27, 1872
.
El egocentrismo afecta la percepción (otro mensaje perso-
nal)
—Hermano, usted puede ayudarnos de muchas maneras. Pero el
Señor me ha encargado decirle que usted no debe estar concentrado
en sí mismo. Tenga cuidado con la forma en que escucha, com-
prende y asimila la Palabra de Dios. El Señor lo bendecirá si usted
trata correctamente con sus hermanos. Aquellos a quienes él envió
a proclamar el mensaje del tercer ángel, han estado trabajando al
unísono con los seres celestiales. El Señor no ha puesto sobre usted
la tarea de proclamar un mensaje que producirá discordia en las
filas de los creyentes. Repito que él no está guiando a nadie con su
Espíritu Santo para que forje una teoría que desbaratará la fe en los
mensajes solemnes que él ha dado a su pueblo para que los proclame
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