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Mente, Cáracter y Personalidad 1
La influencia de la lectura
—Muchos jóvenes anhelan tener
libros. Leen cualquier cosa que pueden obtener. Apelo a los padres
de los tales niños para que controlen su deseo de lectura. No per-
mitan que sobre sus mesas haya revistas y diarios que contengan
historias de amor. Deben reemplazarlas con libros que ayuden a los
jóvenes a incluir en el edificio de su carácter el mejor material: el
amor y el temor de Dios, el conocimiento de Cristo. Estimulad a
vuestros hijos a almacenar valiosos conocimientos en la mente, a
que lo bueno ocupe su alma, controle sus facultades, no dejando
lugar para pensamientos bajos y degradantes. Reprimid el deseo
de leer cosas que no proporcionan buen alimento a la mente. El
dinero gastado en revistas de cuentos puede parecer poco, pero es
demasiado para lo que ofrece tantas cosas que extravían y da tan
poco bien en recompensa. Los que están en el servicio de Dios no
deben gastar tiempo ni dinero en lecturas sin provecho.—
Consejos
para los Maestros Padres y Alumnos, 126; 102, 103 (1913)
.
La mente se iguala a las cosas que contempla
—El entendi-
miento se iguala a las cosas con las cuales se familiariza. Si todos hi-
cieran de la Bibli
su estudio, veríamos a las personas más desarro-
lladas, capaces de pensar con mayor profundidad, y que mostrarían
un mayor grado de inteligencia que la que les podría proporcionar
meramente el estudio más esforzado de las ciencias y las historias
del mundo. La Biblia da al investigador sincero una disciplina men-
tal avanzada, y sale de la contemplación de las cosas divinas con
sus facultades enriquecidas; el yo es humillado, mientras Dios y
su verdad revelada son exaltados.—
The Review and Herald, 21 de
agosto de 1888
;
Fundamentals of Christian Education, 130
.
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El valor de la experiencia religiosa personal
—Dios debería
ser el objeto más elevado de nuestros pensamientos. Meditar en El y
conversar con El eleva el alma y aviva los afectos. El descuido de la
meditación y la oración resultará seguramente en la declinación de
los intereses religiosos. Entonces se verán el descuido y la pereza.
La religión no es meramente una emoción, un sentimiento. Es un
principio que está entretejido con todos los deberes y actividades de
la vida diaria. No se considerará nada ni se emprenderá cosa alguna
Véase el capítulo 13, Alimento para la mente.
Véase el capítulo 11, El estudio de la Biblia y la mente.