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Mente, Cáracter y Personalidad 1
Satanás está siempre alerto para engañar y desviar. El usa todo
ensalmo para atraer a los hombres al ancho camino de la desobe-
diencia. Trabaja para confundir los sentidos con sentimientos equi-
vocados y para cambiar los hitos poniendo sus inscripciones falsas
en los postes indicadores que Dios estableció para señalar el camino
correcto. Por cuanto estas agencias del mal están luchando para
eclipsar cada rayo de luz que viene al alma, los seres celestiales han
sido asignados para realizar su ministerio, guiar, guardar y controlar
a los que han de ser herederos de la salvación. Ninguno necesita
desesperar por causa de las tendencias heredadas hacia el mal, pero
cuando el Espíritu de Dios convence de pecado, el impío debe arre-
pentirse y confesar y abandonar el mal. Fieles centinelas están de
guardia para dirigir las almas por senderos correctos.—
Manuscrito
8, 1900
;
The S.D.A. Bible Commentary 6:1120
.
Participantes del pecado por asociación
—El alma que ha sido
desviada por malas influencias y ha llegado a ser participante del
pecado por su asociación con otros, para hacer lo contrario a la
mente y el carácter de Dios, no necesita desesperar. “Porque tal
sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado
de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”.
Hebreos
7:26
. Cristo no es sólo sacerdote e intercesor por nuestros pecados,
sino también la ofrenda. El se ofreció una vez para siempre.—
Carta
11, 1897
.
La obra de Satanás es de desanimar; la de Cristo, inspirar
esperanza
—Quisiera decirles a aquellos que están tentados, ni por
un solo momento reconozcáis las tentaciones de Satanás, como
estando en armonía con vuestras mentes. Alejaos de ellas, como
os alejaríais del adversario mismo. La obra de Satanás consiste en
desanimar el alma. La obra de Cristo consiste en inspirar al corazón
con fe y esperanza. Satanás procura destruir nuestra confianza. El nos
dice que nuestras esperanzas están edificadas sobre falsas premisas,
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más bien que sobre la palabra inmutable de Aquel que no puede
mentir.—
Manuscrito 31, 1911
;
Nuestra Elavada Vocacion, 87
.
Un remedio para cada clase de tentación
—Para cada clase
de tentación hay un remedio. No somos abandonados a nosotros
mismos para pelear la batalla contra el yo, y contra la naturaleza
pecaminosa, mediante nuestra propia fuerza finita. Jesús es un pode-
roso ayudador, un sostén que nunca falla ... Nadie necesita fracasar