Página 56 - Mente, C

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Mente, Cáracter y Personalidad 1
carácter será armonioso y bien equilibrado, consistente, agradable y
verdadero.—
En Lugares Celestiales, 192 (1897)
.
Las facultades de la mente han de gobernar el cuerpo
—La
verdadera educación incluye el ser entero. Nos enseña el uso correcto
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de nuestro ser. Nos habilita para hacer el mejor uso del cerebro, de los
huesos y de los músculos; del cuerpo, de la inteligencia y del corazón.
Las facultades de la mente, por ser las superiores, deben gobernar
el reino del cuerpo. Los apetitos y las pasiones naturales deben
someterse al dominio de la conciencia y de los afectos espirituales.
Cristo está a la cabeza de la humanidad, y es su propósito guiarnos
en su servicio, por las altas y santas sendas de la pureza. Por la
maravillosa operación de su gracia, hemos de llegar a ser perfectos
en él.—
El Ministerio de Curación, 310 (1905)
.
Mentes bien desarrolladas y caracteres amplios
—Los obre-
ros de Dios han de esforzarse por ser hombres multifacéticos; es
decir, deben tratar de tener una amplitud de carácter, y no ser hom-
bres unilaterales, acostumbrados a trabajar en una sola forma, que
entren en un surco y sean incapaces de ver y sentir que sus palabras
y su defensa de la verdad deben variar con la clase de gente entre
la que se encuentren, y con las circunstancias que deban enfrentar.
Todos debieran estar procurando constantemente tener mentes bien
desarrolladas y superar los caracteres no equilibrados. Este debe
ser su estudio constante si han de llegar a ser obreros útiles y de
éxito.—
El Evangelismo, 82 (1887)
.
Asuntos triviales y comunes empequeñecen la mente
Debiera impresionarse sobre la mente de cada estudiante el pen-
samiento de que la educación es un fracaso a menos que el entendi-
miento haya aprendido a captar las verdades de la revelación divina
y a menos que el corazón acepte las enseñanzas del evangelio de
Cristo. El estudiante que, en lugar de los amplios principios de la
Palabra de Dios, acepte ideas vulgares y permita que el tiempo y la
atención sean absorbidos por temas comunes y triviales, encontrará
que su mente se empequeñece y debilita. Ha perdido el poder de cre-
cer. La mente debe ser adiestrada para comprender las importantes
verdades que se refieren a la vida eterna.—
The Review and Herald,
11 de noviembre de 1909
;
Fundamentals of Christian Education,
536
.
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