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Mente, Cáracter y Personalidad 1
Cambia tu voz; no te quejes; expresa tu gratitud por el gran amor de
Cristo que se te ha mostrado y se te sigue ofreciendo.—
Carta 294,
1906
.
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Espaciarse en Cristo provee estímulo
—Si permitiéramos que
nuestras mentes se espacian más en Cristo y el mundo celestial,
encontraríamos un poderoso estímulo y apoyo al pelear las batallas
del Señor. El orgullo y el amor al mundo perderán su poder cuando
contemplamos las glorias de esa tierra mejor que tan pronto será
nuestro hogar. Comparadas con la hermosura de Cristo todas las
atracciones terrenales parecerán de poco valor.—
The Review and
Herald, 15 de noviembre de 1887
.
El conocimiento fortalece la mente y el alma
—Necesitamos
conocimientos que robustezcan la mente y el alma, y nos hagan
mejores hombres y mujeres. La educación del corazón es mucho
más importante que lo aprendido de los libros. Es bueno, hasta
esencial, poseer cierto conocimiento del mundo en que vivimos; pero
si no tenemos en cuenta la eternidad, experimentaremos un fracaso
del cual jamás nos repondremos.—
El Ministerio de Curación, 356
(1905)
.
La mente y la lucha espiritual
—Nuestro progreso en pureza
moral depende de la correcta manera de pensar y de actuar. “No lo
que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca,
esto contamina al hombre”. “Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los
hurtos, los falsos testimonios las blasfemias. Estas cosas son las que
contaminan al hombre”.
Mateo 15:11, 19, 20
.
Los malos pensamientos destruyen el alma. El poder convertidor
de Dios cambia el corazón, refina y purifica los pensamientos. A
menos que se haga un esfuerzo decidido para mantener los pensa-
mientos centrados en Cristo, la gracia no se puede revelar en la vida.
La mente tiene que entrar en la lucha espiritual. Cada pensamiento
debe ser llevado en cautiverio a la obediencia de Cristo. Todos los
hábitos deben ser puestos bajo el control de Dios.—
Carta 123, 1904
.
La ocupación de la mente es una salvaguardia contra el
mal
—Como salvaguardia contra el mal, la mente ocupada en cosas
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buenas es de mucho más valor que un sinnúmero de barreras, de
leyes y disciplina.—
La Educación, 213 (1903)
.