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Mensajes Selectos Tomo 1
Maestro, y fuimos hasta las mismas selvas de Nueva Gales del Sur,
compramos mil quinientos acres de terreno [unas 600 hectáreas] y
allí establecimos un colegio alejado de las ciudades...
Hace tres años, volví a Norteamérica. Otros fueron enviados
a Australia para ocupar nuestro lugar. La obra ha continuado cre-
ciendo; la prosperidad ha acompañado todos los esfuerzos. Ojalá
pudierais leer las cartas que nos llegan. Sin duda habréis oído de la
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terrible sequía que ha causado hambre en tantos lugares de Australia
durante los últimos dos años. Han perecido centenares de miles de
ovejas, vacas y caballos. El sufrimiento y la pérdida financiera han
sido grandes en todas las colonias y especialmente en Queensland.
Pero el lugar que elegimos para nuestro colegio ha recibido
suficiente lluvia para tener buenos pastos y abundante cosecha. En
realidad, en las asambleas legislativas y en los diarios de las grandes
ciudades ha sido señalado como “el único lugar verde en toda Nueva
Gales del Sur”.
¿No es esto notable? ¿No ha bendecido el Señor? Por uno de
los informes recibidos, sabemos que el último año se han cosechado
más de tres mil kilos de miel, de la mejor calidad, en el terreno
del colegio. Se han obtenido grandes cantidades de verduras y la
venta del excedente ha sido una fuente de considerable ingreso para
el colegio. Todo esto nos anima mucho, pues adquirimos la tierra
inculta y ayudamos para que llegara a ser fructífera. Al Señor damos
toda la honra.
En todo país y en toda comunidad, hay muchas oportunidades
para un servicio útil. Aun en estos valles donde ahora vivimos, hay
familias que necesitan ayuda en asuntos espirituales. Buscadlas y
usad vuestro talento y capacidades para ayudarlas. En primer lugar,
entregaos al Maestro; entonces él trabajará con vosotros. A cada uno
ha dado su obra.
¿Se está enriqueciendo la Hna. White?
A veces se ha dicho que estoy tratando de enriquecerme. Algu-
nos nos han escrito preguntando: “¿No es acaso la Sra. de White
millonaria?” Estoy contenta porque puedo decir: “No”. No poseo en
este mundo ningún lugar que esté libre de deudas. ¿Por qué? Porque
veo tanta obra misionera que hacer. En tales circunstancias, ¿podría