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Mensajes Selectos Tomo 1
ñoso. Un ejercicio violento de los sentimientos, que no produce en
vosotros frutos apacibles de justicia, os deja en una condición peor
que antes.
Cada día el tentador os seguirá las pisadas con alguna engañosa y
plausible excusa para vuestro egoísmo, vuestra complacencia propia,
y reincidiréis en vuestras viejas prácticas descuidando la obra de
servir a Dios, por la cual ganaríais esperanza, consuelo y seguridad.
Dios demanda un servicio voluntario: un servicio inspirado por
el amor a Jesús en el corazón. Dios nunca está satisfecho con un
servicio a medias y egoísta. Requiere todo el corazón, los afectos
indivisos, una fe completa y confianza en su poder para salvar del
pecado...
Dios honrará y sostendrá a toda alma leal y ferviente que está
procurando caminar ante él en la perfección de la gracia de Cristo.
El Señor Jesús nunca abandonará ni dejará a un alma humilde y
temblorosa. ¿Creeremos que el Señor obrará en nuestro corazón?
¿Que si le permitimos que lo haga, nos hará puros y santos por su rica
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gracia que nos capacita para ser colaboradores juntamente con él?
Con percepción aguda y santificada, ¿podemos apreciar la fuerza de
las promesas de Dios y nos apropiamos de ellas individualmente, no
porque seamos dignos sino porque Cristo es digno, no porque seamos
justos, sino porque con fe viviente demandamos para nosotros la
justicia de Cristo?—
Manuscrito 125, 1901
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