Capítulo 16—Exhortaciones a lograr un
reavivamiento
La gran necesidad de la iglesi
La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de
un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio. Procurar-
lo debiera ser nuestra primera obra. Debe haber esfuerzos fervientes
para obtener las bendiciones del Señor, no porque Dios no esté
dispuesto a conferirnos sus bendiciones, sino porque no estamos
preparados para recibirlas. Nuestro Padre celestial está más dis-
puesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden que los padres
terrenales a dar buenas dádivas a sus hijos. Sin embargo, mediante la
confesión, la humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente
nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales
ha prometido Dios concedernos su bendición. Sólo en respuesta a la
oración debe esperarse un reavivamiento. Mientras la gente esté tan
destituida del Espíritu Santo de Dios, no puede apreciar la predica-
ción de la Palabra; pero cuando el poder del Espíritu toca su corazón,
entonces no quedarán sin efecto los discursos presentados. Guiados
por las enseñanzas de la Palabra de Dios, con la manifestación de
su Espíritu, ejercitando un sano juicio, los que asisten a nuestras
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reuniones obtendrán una experiencia preciosa y, al volver a su hogar,
estarán preparados para ejercer una influencia saludable.
Los que fueron portaestandartes antaño sabían lo que era luchar
con Dios en oración y disfrutar del derramamiento de su Espíritu.
Pero los tales están desapareciendo del escenario, ¿y quiénes surgen
para ocupar sus lugares? ¿Cómo es la nueva generación? ¿Está
convertida a Dios? ¿Estamos atentos a la obra que se realiza en el
santuario celestial, o estamos esperando que algún poder apremiante
Artículo aparecido en el apéndice de la primera edición de
Christ Our Righteousness
[Cristo nuestra justicia] pero que fue omitido en ediciones posteriores.—
Los compilado-
res
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