Página 129 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Exhortaciones a lograr un reavivamiento
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muy poco para dominar los malos sentimientos y para reprimir cada
palabra de la que pueda aprovecharse Satanás. Tan pronto como
hay algún motivo de discordia, el asunto es presentado delante de
Satanás para que lo revise, y se le da la oportunidad de usar su
sabiduría de serpiente y su habilidad para dividir y destruir la iglesia.
Hay una gran pérdida en cada disensión. Los amigos personales de
ambas partes toman el bando de sus respectivos favoritos y así se
amplía la brecha. No puede permanecer una casa dividida contra sí
misma. Se producen y multiplican los reproches y recriminaciones.
Satanás y sus ángeles trabajan activamente para lograr una cosecha
de la semilla así sembrada.
Contemplan esto los mundanos y se mofan exclamando: “¡Mirad
cómo se aborrecen estos cristianos entre sí! Si eso es religión, no
la queremos”. Y se ven a sí mismos y a su carácter irreligioso con
gran satisfacción. Así se confirman en su impenitencia y Satanás se
regocija con su éxito.
El gran engañador ha preparado sus artimañas para cada alma
que no está fortalecida para la prueba y preservada por constante
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oración y fe viviente. Como ministros, como cristianos, debemos
trabajar para eliminar del camino las piedras de tropiezo. Debemos
retirar cada obstáculo. Confesemos y abandonemos cada pecado,
para que pueda estar aparejado el camino del Señor, para que él pueda
estar en nuestras reuniones e impartirnos su rica gracia. Deben ser
vencidos el mundo, la carne y el demonio.
No podemos preparar el camino ganando la amistad del mundo,
que es enemistad contra Dios; pero con la ayuda divina podemos
quebrantar su influencia seductora sobre nosotros y sobre otros. No
podemos, individual ni colectivamente, librarnos de las tentaciones
constantes de un enemigo implacable y determinado. Pero podemos
resistirlas con la fortaleza de Jesús.
De cada miembro de la iglesia debe brillar una luz constante ante
el mundo de modo que no sea inducido a preguntar: ¿Qué hace más
esta gente que los otros? Puede haber y debe haber un alejamiento
de la conformidad con el mundo, un apartarnos de toda apariencia de
maldad de modo que no se dé ninguna oportunidad a los adversarios.
No podemos escapar de los reproches. Vendrán, pero debemos ser
muy cuidadosos de que no seamos reprochados por nuestros propios
pecados y desatinos, sino por causa de Cristo.