Página 131 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

Basic HTML Version

Exhortaciones a lograr un reavivamiento
127
pueblo afligiera su alma delante de Dios y confesara sus pecados
para que pudieran ser expiados y borrados. ¿Se requerirá algo me-
nos de nosotros en este día real de expiación, cuando Cristo, en el
santuario de lo alto, está intercediendo a favor de su pueblo, y se ha
[146]
de pronunciar en cada caso una decisión final e irrevocable?
¿Cuál es nuestra condición en este tremendo y solemne tiem-
po? ¡Ay! ¡Cuánto orgullo prevalece en la iglesia, cuánta hipocresía,
cuánto engaño, cuánto amor al vestido, la frivolidad y las diversio-
nes, cuánto deseo de supremacía! Todos estos pecados han nublado
las mentes, de modo que no han sido discernidas las cosas eternas.
¿No escudriñaremos las Escrituras para que podamos saber dónde
estamos en la historia de este mundo? ¿No llegaremos a entender
plenamente la obra que se está efectuando para nosotros en este tiem-
po y el puesto que nosotros, como pecadores, debiéramos ocupar
mientras se lleva a cabo esta obra de expiación? Si tenemos alguna
preocupación por la salvación de nuestra alma, debemos efectuar un
cambio decidido. Debemos buscar a Dios con verdadera contrición;
con profunda contrición de alma debemos confesar nuestros pecados
para que puedan ser borrados.
No debemos permanecer más en un terreno donde podamos ser
fascinados. Nos aproximamos rápidamente al término de nuestro
tiempo de gracia. Pregúntese cada alma: ¿Cómo estoy delante de
Dios? No sabemos cuán pronto nuestros nombres puedan ser puestos
en los labios de Cristo y sean decididos finalmente nuestros casos.
¡Cuáles, oh cuáles, serán esas decisiones! ¿Seremos contados con
los justos o seremos incluidos entre los impíos?
La iglesia ha de levantarse y arrepentirse
Levántese la iglesia y arrepiéntase de sus apostasías delante de
Dios. Despiértense los atalayas y den un sonido cierto a la trompeta.
Tenemos una amonestación definida que proclamar. Dios ordena
a sus siervos: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz
como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de
Jacob su pecado”.
Isaías 58:1
. Debe captarse la atención de la gente.
[147]
A menos que se pueda hacer esto, es inútil todo esfuerzo. Aunque
descendiera un ángel del cielo y les hablara, sus palabras no les