Página 141 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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La protección de la nueva experiencia
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cree, no tendrá sed jamás”.
Juan 8:12
;
6:35
. Alcanzar esta condición
significa que habéis encontrado la Fuente de luz y amor, y habéis
aprendido dónde y cómo podéis ser nuevamente henchidos, y cómo
podéis emplear las promesas de Dios aplicándolas continuamente a
vuestra alma.
“Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis”.
Juan
6:36
. Esto se ha cumplido literalmente en el caso de muchos, pues
el Señor les dio un discernimiento más profundo de la verdad, de su
carácter de misericordia, compasión y amor, y sin embargo, después
de haber sido así instruidos, se han alejado de Dios en incredulidad.
Vieron los profundos efectos del Espíritu de Dios. Pero cuando se
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presentaron las insidiosas tentaciones de Satanás, como siempre
vendrán después de que ha habido un período de reavivamiento, no
resistieron hasta la sangre luchando contra el pecado. Y fueron ven-
cidos por el enemigo los que podrían haberse mantenido en terreno
ventajoso, si hubieran usado correctamente la preciosa instrucción
que tenían. La luz que Dios les dio debieran haberla reflejado en
el alma de otros. Debieran haber trabajado y procedido en armonía
con las sagradas revelaciones del Espíritu Santo; y al no hacerlo,
sufrieron una pérdida.
La victoria espiritual perdida por la pasión por los juegos
Se consentía el espíritu de diversión y chacota entre los estudian-
tes. Llegaron a interesarse tanto en sus juegos, que no hubo lugar
para el Señor en su mente, y Jesús estuvo entre ellos en el campo
de juego diciendo: Oh, si tan sólo hubieras sabido “a lo menos en
éste tu día, lo que es para tu paz”.
Lucas 19:42
. “Aunque me habéis
visto, no creéis”.
Juan 6:36
. Sí, Cristo se reveló a vosotros y se
efectuaron profundas impresiones cuando el Espíritu Santo influyó
sobre vuestros corazones. Pero seguisteis una conducta por la cual
perdisteis esas sagradas impresiones y fracasasteis en mantener la
victoria. “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí
viene, no le echo fuera”.
Juan 6:37
. Comenzasteis a acercaros a
Cristo, pero no permanecisteis en él. Renunciasteis a él, y se per-
dió de vuestro corazón la comprensión que habíais tenido de los
grandes favores y bendiciones que os había dado. La cuestión de
las diversiones ocupó un lugar tan grande en vuestra mente, que