Página 144 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
¿Fue apreciada la bendición?
A fin de aumentar nuestras dotes espirituales, es necesario ca-
minar en la luz. En vista del acontecimiento de la pronta venida
de Cristo, debemos trabajar con vigilancia para preparar nuestras
propias almas, para mantener nuestras lámparas bien acondicionadas
y brillando, y para presentar a otros la necesidad de prepararse para
la venida del Esposo. Velar y actuar deben ir juntos. La fe y las
obras deben estar unidas, o nuestro carácter no será simétrico y bien
equilibrado, perfecto en Cristo Jesús.
Si dedicáramos nuestras vidas exclusivamente a meditar con
oración, nuestras luces se opacarían, pues la luz nos es dada para
que podamos impartirla a otros, y mientras más impartamos la luz,
más brillante llegará a ser nuestra propia luz. Si hay una cosa en el
mundo en que debamos manifestar entusiasmo, que se manifieste en
buscar la salvación de las almas por quienes murió Cristo. Una obra
de esta clase no nos hará descuidar la devoción privada. Se nos da la
exhortación de ser “no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al
Señor”.
Romanos 12:11
.
Que vuestro ojo sea sincero para la gloria de Dios significa
tener sinceridad de propósito, manifestar la obra que se ha efectuado
en vuestro corazón, que somete vuestra voluntad a la voluntad de
Dios y lleva en cautividad todo pensamiento a la gloria de Dios. El
mundo os ha estado contemplando para ver cuál sería el resultado
de la obra de reavivamiento que hubo en el colegio, el sanatorio, la
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oficina de publicaciones y entre los miembros de la Iglesia de Battle
Creek. ¿Qué testimonio habéis dado en vuestra vida diaria y vuestro
carácter?
Dios esperaba que hicierais todo lo posible, no para complaceros,
divertiros y glorificaros, sino para honrar a Dios en todos vuestros
caminos, respondiéndole de acuerdo con la luz y los privilegios
que os había dado por medio del don de su gracia. Esperaba que
testificarais delante de los seres celestiales y que fuerais testigos
vivientes ante el mundo, del poder de la gracia de Cristo. El Señor
os probó para ver si trataríais su rica bendición como algo barato y
sin importancia, o si la consideraríais como un rico tesoro que debe
ser manejado con temor reverente. Si todos hubieran tratado el don
de Dios de esa manera—pues la obra fue de Dios—, entonces, de