La protección de la nueva experiencia
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acuerdo con la medida de la responsabilidad de cada uno, hubiera
sido duplicada la gracia dada, como lo fueron los talentos de aquel
que comerció diligentemente con el dinero de su señor.
Una bendición convertida en maldición
Dios ha estado probando la fidelidad de su pueblo, poniéndolo
a prueba para ver qué uso daría a la preciosa bendición que le fue
confiada. Esa bendición provino de nuestro Intercesor y Abogado
en las cortes celestiales, pero Satanás estuvo listo para aprovecharse
de cualquier oportunidad que se le presentara, a fin de convertir la
luz y bendición en tinieblas y maldición.
¿Cómo puede convertirse la bendición en maldición? Persua-
diendo al instrumento humano a que no aprecie la luz, ni revele al
mundo que ha sido efectiva en transformar el carácter. Imbuido por
el Espíritu Santo, el instrumento humano se consagra para cooperar
con los instrumentos divinos. Lleva el yugo de Cristo, levanta sus
cargas y trabaja en armonía con Cristo para ganar preciosas victo-
rias. Camina en la luz como Cristo está en la luz. Para él se cumple
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el texto: “Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un
espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria
en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.
2 Corintios
3:18
.
Otro año ya ha pasado a la eternidad con su peso de registro, y
la luz del cielo que brilló sobre vosotros fue para prepararos, a fin de
que os levantéis y brilléis, para que exhibáis las alabanzas de Dios al
mundo, como su pueblo observador de sus mandamientos. Habíais
de ser un testimonio viviente. Pero si no hay un esfuerzo especial de
un elevado y santo carácter que dé testimonio delante del mundo; si
no se ha hecho un esfuerzo mayor que el que se ve en las iglesias
populares de la actualidad, entonces no ha sido honrado el nombre
de Dios y su verdad no ha sido magnificada delante del mundo, al
presentar las credenciales divinas en el pueblo que ha recibido gran
luz. Si ese pueblo no ha tenido mayor aprecio de las manifestaciones
del poder de Dios que comer y beber y levantarse para jugar, como
lo hizo el antiguo Israel, entonces, ¿cómo puede confiar el Señor a
su pueblo ricas y benignas revelaciones? Si los que componen ese
pueblo proceden directamente en contra de la voluntad conocida de