Página 164 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
un sermón a menos que se trate una parte de lo que especialmente
aclara el camino para que los pecadores puedan ir a Cristo y ser
salvos. Como lo hizo Juan, debieran señalar a Cristo y con sencillez
conmovedora, con sus corazones encendidos con el amor de Cristo,
debieran decir: “He aquí el Cordero de Dios que quita los pecados del
mundo”. Debieran extenderse vigorosas y fervientes exhortaciones
para que se arrepientan y conviertan los pecadores.
Los que descuidan esta parte de la obra, necesitan convertirse
ellos mismos antes de aventurarse a dar un discurso. Aquellos cuyo
corazón está lleno del amor de Jesús, con las preciosas verdades de
su Palabra, podrán sacar de la tesorería de Dios cosas nuevas y viejas.
No encontrarán tiempo para relatar anécdotas; no se esforzarán por
llegar a ser oradores que se remonten tan alto que no puedan llevar a
la gente consigo, sino que en lenguaje sencillo, con fervor conmove-
dor, presentarán la verdad tal como es en Jesús.—
The Review and
Herald, 22 de febrero de 1887
.
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Reavivamiento de las antiguas verdades adventistas
Hay una obra de sagrada importancia que deben hacer los mi-
nistros y los hermanos. Han de estudiar la historia de la causa y del
pueblo de Dios. No han de olvidar la forma en que en lo pasado
Dios trató a su pueblo. Han de revivir y relatar las verdades que
han llegado a parecer de poco valor para los que no conocen por
experiencia personal el poder y el brillo que las acompañaron cuando
por primera vez fueron vistas y entendidas. Han de darse al mundo
esas verdades en toda su frescura y poder originales.—
Manuscrito
22, 1890
.
El ministerio de los ángeles
Los ángeles buenos y malos luchan por cada hombre. El hombre
mismo es el que determina quién ganará. Exhorto a los ministros
de Cristo a que con la verdad de la ministración de los ángeles
impresionen el entendimiento de todos los que lleguen a estar al
alcance de su voz. No se ocupen de especulaciones fantásticas.
Nuestra única seguridad es la Palabra escrita. Debemos orar como