Página 207 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Capítulo 25—El fundamento de nuestra f
El Señor pondrá nueva fuerza vital en su obra a medida que los
instrumentos humanos obedezcan la orden de avanzar y proclamar la
verdad. El que declaró que su verdad brillaría para siempre, procla-
mará esa verdad mediante mensajeros fieles que darán a la trompeta
un sonido certero. La verdad será criticada, desdeñada y ridiculizada,
pero mientras más cerca se la examine y se la pruebe, más brillará.
Como pueblo, hemos de mantenernos firmes en la plataforma de
la verdad eterna que ha resistido la prueba y el examen. Hemos de
aferrarnos a las seguras columnas de nuestra fe. Los principios de
la verdad que nos ha revelado Dios son nuestro único fundamento
verdadero. Nos han hecho lo que somos. El tiempo transcurrido no
ha disminuido su valor. El enemigo se esfuerza constantemente por
sacar esas veradades de su marco y poner en su lugar teorías espu-
rias. Introducirá todo lo que pueda para llevar a cabo sus designios
engañosos. Pero el Señor hará surgir a hombres de percepción aguda
que darán a esas verdades su debido lugar en el plan de Dios.
He sido instruida por el mensajero celestial de que parte del
razonamiento del libro
Living Temple
[Templo viviente] es malsano y
que ese razonamiento descarriaría la mente de aquellos que no están
plenamente establecidos sobre los principios fundamentales de la
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verdad presente. Introduce aquello que no es nada sino especulación
en cuanto a la personalidad de Dios y dónde está su presencia. Nadie
en esta tierra tiene derecho a especular sobre esta cuestión. Mientras
más se discutan las teorías fantásticas, los hombres sabrán menos de
Dios y de la verdad que santifica el alma.
Muchos vienen a mí pidiéndome que les explique los puntos de
vista presentados en
Living Temple
. Contesto: “Son inexplicables”.
Las opiniones expresadas no dan un verdadero conocimiento de
Dios. En todo el libro hay pasajes de las Escrituras. Se presentan
esos textos de tal forma que el error parece verdad. Teorías erróneas
Este Artículo Apareció en
Special Testimonies, Series B 2:51-59 (1904)
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