Página 208 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
se presentan de una manera tan agradable, que a menos que se tenga
cuidado, muchos serán descarriados.
No necesitamos del misticismo que hay en este libro. Los que
fomentan esos engaños pronto se encontrarán en una posición donde
el enemigo puede entenderse con ellos y apartarlos de Dios. Me ha
sido mostrado que el autor de este libro está en un sendero falso. Ha
perdido de vista las verdades características para este tiempo. No
sabe hacia dónde tienden sus pasos. El sendero de la verdad se halla
al lado y cerca del sendero del error, y ambas sendas pueden parecer
ser una para las mentes que no son guiadas por el Espíritu Santo y
que, por lo tanto, no están prontas para discernir la diferencia entre
la verdad y el error.
Una visión de un peligro inminente
Por el tiempo cuando se publicó
Living Temple,
pasaron delante
de mí, durante la noche, símbolos que indicaban que algún peligro
se avecinaba, y que debía prepararme para él poniendo por escrito
las cosas que Dios me había revelado acerca de los principios funda-
mentales de nuestra fe. Se me envió un ejemplar de
Living Temple,
pero quedó en mi biblioteca sin que lo leyera. Por la luz que me dio
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el Señor, supe que algunas de las opiniones propiciadas en el libro
no llevaban la aprobación de Dios y que eran una trampa que el
enemigo había preparado para los últimos días. Pensé que eso sería
ciertamente discernido y que no sería necesario que yo dijera nada
en cuanto a él.
En la controversia que se levantó entre nuestros hermanos acerca
de las enseñanzas de este libro, declararon los que estaban a favor de
darle una amplia circulación: “Contiene las mismas opiniones que ha
estado enseñando la Hna. White”. Ese aserto me hirió directamente
en el corazón. Me sentí quebrantada, pues sabía que esa conclusión
no era verdadera.
Finalmente, mi hijo me dijo: “Mamá, debes leer por lo menos
algunas partes del libro para que puedas ver si está en armonía con
la luz que Dios te ha dado”. Se sentó a mi lado, y juntos leímos el
prefacio y la mayor parte del primer capítulo y también párrafos
de otros capítulos. A medida que leíamos, reconocí las mismas
opiniones contra las cuales se me había ordenado que hablara en