Página 233 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Cristo, nuestra única esperanza
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Mateo 4:4
. La Palabra de Dios fue el arma de su lucha en cada
tentación. Satanás demandó un milagro de Cristo como una señal
de su divinidad. Pero lo que es mayor que todos los milagros, una
firme dependencia de un “Así dice Jehová”, fue una señal que no
podía ser controvertida. Mientras Cristo se aferró a esa posición, el
tentador no pudo obtener ninguna ventaja.
Nuestra única esperanza es que estemos familiarizados con la
Palabra de Dios. Los que diligentemente escudriñan las Escrituras,
no aceptarán los engaños de Satanás como la verdad de Dios. Nadie
debe ser vencido por las especulaciones presentadas por el enemigo
de Dios y de Cristo. No hemos de especular en cuanto a puntos
que calla la Palabra de Dios. Todo lo que es necesario para nuestra
salvación es presentado en la Palabra de Dios. Día tras día, hemos
de hacer de la Biblia nuestro consejero.
Desde toda la eternidad, Cristo estuvo unido con el Padre, y
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cuando se revistió de la naturaleza humana, siguió siendo uno con
Dios. El es el vínculo que une a Dios con la humanidad. “Por cuanto
los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo
mismo”.
Hebreos 2:14
. Únicamente mediante él podemos llegar a
ser hijos de Dios. A todos los que creen en él, les da poder para
convertirse en hijos de Dios. Así el corazón llega a ser el templo del
Dios viviente. Porque Cristo tomó la naturaleza humana es por lo
que los hombres y mujeres llegan a ser participantes de la naturaleza
divina. El trae a la luz la vida y la inmortalidad por medio del
Evangelio.
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