Página 280 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
de lo que Dios les había declarado. “Mas del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”.
Génesis 2:17
. Si Adán hubiese sido obediente,
nunca hubiera conocido la necesidad, el dolor ni la muerte.
Si los antediluvianos hubiesen sido obedientes a las órdenes
de Dios, habrían sido preservados y no habrían perecido con las
aguas del diluvio. Si los israelitas hubiesen sido obedientes a las
órdenes de Dios, él les hubiera conferido bendiciones especiales.
Pero cayeron como resultado de la complacencia de los apetitos y de
las pasiones. No quisieron ser obedientes a las palabras de Dios. La
complacencia del apetito pervertido los llevó a numerosos y graves
pecados. Si hubiesen puesto en primer término los requerimientos
de Dios, y en segundo término sus necesidades físicas, sometiéndose
a la elección del alimento adecuado para ellos que Dios había hecho,
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ni uno de ellos habría caído en el desierto. Se habrían establecido
en la buena tierra de Canaán como un pueblo santo y sano, sin que
hubiera habido debilitados en todas sus tribus.
El Salvador del mundo se convirtió en pecado por la raza huma-
na. Al convertirse en el sustituto del hombre, Cristo no manifestó
su poder como el Hijo de Dios. Se ubicó en la misma categoría de
los hijos de los hombres. Había de llevar la prueba de la tentación
como hombre, en lugar del hombre, bajo las más angustiosas cir-
cunstancias, dejando un ejemplo de fe y perfecta confianza en su
Padre celestial. Cristo sabía que su Padre le daría alimento cuando le
placiera hacerlo. En esta severa prueba, cuando el hambre lo oprimía
en extremo, Cristo no estaba dispuesto a reducir prematuramente en
un ápice la prueba que le era dada, ejerciendo su poder divino.
El hombre caído, al encontrarse en circunstancias difíciles, no
tendría poder para efectuar milagros en su favor, para salvarse del
dolor o de la angustia, o para darse la victoria sobre sus enemigos. El
propósito de Dios era someter a prueba y examinar a la raza humana,
y darle una oportunidad de desarrollar el carácter, poniéndola fre-
cuentemente en circunstancias de prueba donde pudiera demostrar
su fe y confianza en el poder y amor divinos. La vida de Cristo fue
un modelo perfecto. Por su ejemplo y precepto, siempre enseñó al
de julio de 1874
, ni en la reimpresión en forma de folleto, titulada “La Redención, o la
Tentación de Cristo”, pp. 42.—
Los compiladores
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