Página 281 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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La primera tentación de Cristo
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hombre que debe depender de Dios, y que su fe y firme confianza
debieran estar en Dios.
Cristo sabía que Satanás era mentiroso desde el principio, y
necesitó de fuerte dominio propio para escuchar las propuestas de
ese insultante engañador sin reprochar instantáneamente sus osadas
arrogancias. Satanás esperaba que provocaría al Hijo de Dios para
que entrara en controversia con él y esperaba que así, en la extrema
debilidad y agonía de espíritu de Cristo, él podría obtener ventajas
sobre Jesús. Tenía el propósito de pervertir las palabras de Cristo,
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pretender haber triunfado, y llamar en su ayuda a sus ángeles caídos
para usar su poder al máximo a fin de prevalecer contra él y vencerlo.
El Salvador del mundo no tenía controversia con Satanás, que
había sido expulsado del cielo porque no era más digno de un lugar
allí. El que pudo influir en los ángeles de Dios contra su Gobernante
Supremo y contra su Hijo, su amado comandante, y atraer su simpatía
para él [Satanás], era capaz de cualquier engaño. Durante cuatro mil
años había estado luchando contra el gobierno de Dios y no había
perdido nada de su habilidad o poder para tentar y engañar.
La victoria mediante Cristo
Porque el hombre caído no podía vencer a Satanás con su forta-
leza humana, vino Cristo de las reales cortes del cielo para ayudarlo
con su fortaleza humana y divina combinadas. Cristo sabía que
Adán en el Edén, con sus ventajas superiores, podía haber resistido
la tentación de Satanás y podía haber vencido. Sabía también que
no era posible que el hombre, fuera del Edén, separado de la luz y
del amor de Dios, desde la caída, resistiera con su propia fuerza las
tentaciones de Satanás. A fin de proporcionar esperanza al hombre
y salvarlo de su completa ruina, se humilló a sí mismo al tomar la
naturaleza humana, para que, con su poder divino combinado con el
humano, pudiera alcanzar al hombre donde éste está. Obtiene para
los caídos hijos e hijas de Adán aquella fortaleza que es imposible
que ellos ganen por sí mismos, para que en el nombre de Cristo
puedan vencer las tentaciones de Satanás.
Al asumir la humanidad, el excelso Hijo de Dios se coloca más
cerca del hombre al actuar como sustituto del pecador. Se identifica
a sí mismo con los sufrimientos y aflicciones de los hombres. Fue