Página 294 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo:
¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido,
Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues,
dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y
el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi
propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera,
creedme por las mismas obras”.
Juan 14:6-11
.
La lección más difícil y humillante que el hombre tiene que
aprender es su propia ineficacia al depender de la sabiduría huma-
na, y el seguro fracaso de sus propios esfuerzos para comprender
correctamente la naturaleza. El pecado ha oscurecido su visión, y
por sí mismo no puede interpretar la naturaleza sin colocarla por
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encima de Dios. No puede discernir en ella a Dios ni a Jesucristo, a
quien él ha enviado. Está en la misma posición de los atenienses que
erigían sus altares para el culto de la naturaleza. Estando en medio
del Areópago, Pablo presentó delante de los habitantes de Atenas la
majestad del Dios viviente en contraste con su culto idolátrico.
Les dijo: “Varones atenienses, en todo observo que sois muy
religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé
también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO
CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a
quien yo os anunció. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas
que en él hay, siendo el Señor del cielo y de la tierra, no habita en
templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de
hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos
vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo
el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la
tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su
habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando,
pueden hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de
nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como
algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje
suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la
Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y
de imaginación de hombres”.
Hechos 17:22-29
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