Página 322 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Capítulo 48—La norma divin
Cristo, el Divino Portador del Pecado
Los mandamientos de Dios son abarcantes y de gran amplitud.
En unas pocas palabras, despliegan todo el deber del hombre. “Ama-
rás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente y con todas tus fuerzas... Amarás a tu prójimo
como a ti mismo”.
Marcos 12:30, 31
. La longitud y la anchura, la
profundidad y la altura de la ley de Dios están abarcadas en esas
palabras, pues Pablo declara: “El cumplimiento de la ley es el amor”.
Romanos 13:10
. La única definición que encontramos en la Biblia
para el pecado es que “pecado es infracción de la ley”.
1 Juan 3:4
.
Declara la Palabra de Dios: “Todos pecaron, y están destituidos de
la gloria de Dios”.
Romanos 3:23
. “No hay quien haga lo bueno,
no hay ni siquiera uno”.
Romanos 3:12
. Muchos están engañados
acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón
natural es engañoso más que todas las cosas y desesperadamente
impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con
alcanzar su propia norma humana de carácter. Sin embargo, cuán
fatalmente fracasan cuando no alcanzan la norma divina y, por sí
mismos, no pueden hacer frente a los requerimientos de Dios.
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Podemos medirnos a nosotros por nosotros mismos, podemos
compararnos entre nosotros mismos; quizá digamos que nos por-
tamos tan bien como éste o aquél, pero la pregunta por la que se
demandará una respuesta en el juicio es: ¿Llenamos los requisitos de
las demandas del alto cielo? ¿Alcanzamos la norma divina? ¿Están
en armonía nuestros corazones con el Dios del cielo?
Toda la familia humana ha transgredido la ley de Dios y, como
transgresores de la ley, los hombres están arruinados sin esperanza,
pues son enemigos de Dios, sin vigor para hacer nada bueno. “La
mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley
de Dios, ni tampoco puede”.
Romanos 8:7
. Mirándose en el espejo
Este Artículo Apareció en
The Signs Of The Times, 5 de diciembre de 1892
.
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