Página 351 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Capítulo 54—El tema presentado en 188
Cristo, Nuestra Justicia
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
1 Juan 1:9
.
Dios requiere que confesemos nuestros pecados y humillemos
nuestro corazón ante él. Pero al mismo tiempo debiéramos tenerle
confianza como a un Padre tierno que no abandonará a aquellos
que ponen su confianza en él. Muchos de nosotros caminamos por
vista y no por fe. Creemos las cosas que se ven, pero no apreciamos
las preciosas promesas que se nos dan en la Palabra de Dios. Sin
embargo, no podemos deshonrar a Dios más decididamente que
mostrando que desconfiamos de lo que él dice, y poniendo en duda
si el Señor nos habla de verdad o nos está engañando.
Dios no nos abandona debido a nuestros pecados. Quizá haya-
mos cometido errores y contristado a su Espíritu, pero cuando nos
arrepentimos y vamos a él con corazón contrito, no nos desdeña. Hay
estorbos que deben ser retirados. Se han fomentado sentimientos
equivocados y ha habido orgullo, suficiencia propia, impaciencia y
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murmuraciones. Todo esto nos separa de Dios. Deben confesarse
los pecados; debe haber una obra más profunda de la gracia en el
corazón. Los que se sienten débiles y desanimados deben llegar a
ser hombres fuertes en Dios y deben hacer una noble obra para el
Maestro. Pero deben proceder con altura; no deben ser influidos por
motivos egoístas.
Los méritos de Cristo son nuestra única esperanza
Debemos aprender en la escuela de Cristo. Sólo su justicia pue-
de darnos derecho a una de las bendiciones del pacto de la gracia.
Disertación Matinal para los Ministros Reunidos en el Congreso de la Asocia-
ción General, en Battle Creek, Míchigan, en noviembre de 1883. (Publicadas en
Gospel
Workers 1892, 411-415
), Bajo el Título “Cristo, Nuestra Justicia”.
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