Página 38 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
Podemos aprender preciosas lecciones de la vida de Cristo. Los
envidiosos fariseos torcieron los hechos y palabras de Cristo, que, si
se hubieran aceptado debidamente habrían beneficiado su entendi-
miento espiritual. En vez de admirar la bondad de Cristo lo acusaron
de impiedad en presencia de sus discípulos. “¿Por qué come vuestro
Maestro con los publicanos y pecadores?”
Mateo 9:11
. En vez de
dirigirse a nuestro bendito Salvador, cuya respuesta los hubiera con-
vencido inmediatamente de su maldad, hablaron con los discípulos
e hicieron sus acusaciones, como levadura maligna, donde podían
hacer gran daño. Si Cristo hubiese sido un hombre impío, habría
perdido su ascendiente sobre el corazón de sus seguidores. Pero
debido a su confianza en Cristo, los discípulos no prestaron oídos a
las insinuaciones de sus perversos acusadores.
Deseando que los discípulos fueran censurados, esos perversos
acusadores fueron a Cristo, vez tras vez, con la pregunta: ¿Por qué
hacen tus discípulos lo que no es correcto? Y cuando juzgaron
que nuestro Señor había faltado, no le hablaron a él sino a sus
discípulos, para plantar las semillas de incredulidad en el corazón
de sus seguidores.
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Así procedieron para provocar la duda y la disensión. Utilizaron
todo método posible para introducir la duda en el corazón de la pe-
queña grey, a fin de que estuviera atenta a algo que pudiera reprimir
el bien y la obra benéfica del Evangelio de Jesucristo.
Una obra de este mismo carácter se efectuará para influir sobre
los verdaderos creyentes de hoy día. El Señor Jesús lee el corazón.
Discierne los intereses y propósitos de los pensamientos de todos los
hombres acerca de él mismo y sus creyentes discípulos. El contesta
sus pensamientos acerca de los criticones: “Los sanos no tienen
necesidad de médico, sino los enfermos”.
Mateo 9:12
. Los insolentes
fariseos habían exaltado la idea de su propia piedad y santidad, al
paso que estaban listos para censurar la vida de otros.—
Carta 206,
1906
.
La mensajera del señor
Anoche, en visión, estuve delante de una congregación de nues-
tros hermanos dando un decidido testimonio en cuanto a la verdad
presente y el deber presente. Después del discurso, muchos se me