Página 390 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
son una y la misma cosa. El llamamiento es la atracción del pecador
hacia Cristo, y es una obra efectuada en el corazón por el Espíritu
Santo, que convence de pecado e invita al arrepentimiento.
Muchos se confunden en cuanto a lo que constituye los primeros
pasos en la obra de la salvación. Se piensa que el arrepentimiento es
una obra que debe hacer por sí mismo el pecador a fin de que pueda
ir a Cristo. Se piensa que el pecador por sí mismo debe procurar ca-
pacitarse para obtener la bendición de la gracia de Dios. Pero si bien
es cierto que el arrepentimiento debe preceder al perdón, pues sólo
es aceptable ante Dios el quebrantado y contrito de corazón, sin em-
bargo el pecador no puede producir por sí mismo el arrepentimiento
ni puede prepararse para ir a Cristo. A menos que se arrepienta el
pecador, no puede ser perdonado. Pero la cuestión a decidir es si
el arrepentimiento es obra del pecador o es una dádiva de Cristo.
¿Debe esperar el pecador hasta que esté lleno de remordimiento por
su pecado antes de que pueda ir a Cristo? El primer paso hacia Cristo
se da gracias a la atracción del Espíritu de Dios. Cuando el hombre
responde a esa atracción, avanza hacia Cristo a fin de arrepentirse.
Se representa al pecador como a una oveja perdida, y una oveja
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perdida nunca vuelve al aprisco a menos que sea buscada y llevada
de vuelta al redil por el pastor. Nadie puede arrepentirse por sí mismo
y hacerse digno de la bendición de la justificación. Continuamente
el Señor Jesús procura impresionar la mente del pecador y atraerlo
para que contemple al Cordero de Dios que quita los pecados del
mundo. No podemos dar un paso hacia la vida espiritual a menos
que Jesús atraiga y fortalezca el alma, y nos guíe para experimentar
el arrepentimiento del cual nadie necesita arrepentirse.
Cuando Pedro presentó claramente ante los sacerdotes y sadu-
ceos el hecho de que el arrepentimiento es don de Dios, hablando
de Cristo dijo: “A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe
y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados”.
Hechos 5:31
. El arrepentimiento es tanto un don de Dios como lo
son el perdón y la justificación, y no se lo puede experimentar a
menos que sea dado al alma por Cristo. Si somos atraídos a Cris-
to, es mediante su poder y virtud. La gracia de la contrición viene
mediante él y de él procede la justificación.