Página 391 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Justificados por la fe
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El significado de la fe
Pablo escribe: “La justicia que es por la fe dice así: No digas
en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a
Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir
a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la
palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que
predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor,
y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca
se confiesa para salvación”.
Romanos 10:6-10
.
La fe que es para salvación no es una fe casual, no es el mero
consentimiento del intelecto; es la creencia arraigada en el corazón
que acepta a Cristo como a un Salvador personal, segura de que él
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puede salvar perpetuamente a todos los que acuden a Dios mediante
él. Creer que él salvará a otros pero que no te salvará a ti, no es fe
genuina. Sin embargo, cuando el alma se aferra de Cristo como de la
única esperanza de salvación, entonces se manifiesta la fe genuina.
Esa fe induce a su poseedor a colocar todos los afectos del alma
en Cristo. Su comprensión está bajo el dominio del Espíritu Santo
y su carácter se modela de acuerdo con la semejanza divina. Su
fe no es muerta, sino una fe que obra por el amor y lo induce a
contemplar la belleza de Cristo y a asimilarse al carácter divino.
Se cita
Deuteronomio 30:11-14
. “Y circuncidará Jehová tu Dios tu
corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, a fin de que vivas”.
Deuteronomio 30:6
.
Es Dios el que circuncida el corazón. Toda la obra es del Señor
de principio a fin. El pecador que perece puede decir: “Soy un
pecador perdido, pero Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido. El dice: ‘No he venido a llamar a justos, sino a pecadores’.
Marcos 2:17
. Soy pecador y Cristo murió en la cruz del Calvario
para salvarme. No necesito permanecer un solo momento más sin
ser salvado. El murió y resucitó para mi justificación y me salvará
ahora. Acepto el perdón que ha prometido”.