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Mensajes Selectos Tomo 1
Cristo me atraiga, responderé”. El apóstol dice: “Con el corazón
se cree para justicia”.
Romanos 10:10
. Nadie puede creer con el
corazón para justicia y obtener así la justificación por la fe mientras
continúe en la práctica de aquellas cosas que prohíbe la Palabra de
Dios, o mientras descuide cualquier deber conocido.
Las buenas obras son el fruto de la fe
La fe genuina se manifestará en buenas obras, pues las buenas
obras son frutos de la fe. Cuando Dios actúa en el corazón y el
hombre entrega su voluntad a Dios y coopera con Dios, efectúa
en la vida lo que Dios realiza mediante el Espíritu Santo y hay
armonía entre el propósito del corazón y la práctica de la vida.
Debe renunciarse a cada pecado como a lo aborrecible que crucificó
al Señor de la vida y de la gloria, y el creyente debe tener una
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experiencia progresiva al hacer continuamente las obras de Cristo. La
bendición de la justificación se retiene mediante la entrega continua
de la voluntad y la obediencia continua.
Los que son justificados por la fe deben tener un corazón que se
mantenga en la senda del Señor. Una evidencia de que el hombre no
está justificado por la fe es que sus obras no correspondan con su
profesión. Santiago dice: “¿No ves que la fe actuó juntamente con
sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?”
Santiago 2:22
.
La fe que no produce buenas obras no justifica al alma. “Vosotros
veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente
por la fe”.
Santiago 2:24
. “Creyó Abrahán a Dios, y le fue contado
por justicia”.
Romanos 4:3
.
La imputación de la justicia de Cristo proviene de la fe que justi-
fica, y es la justificación que Pablo tan fervientemente defiende. El
dice: “Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justifi-
cado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del
pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de
Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por
medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque
no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de
la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso
como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar