Página 398 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Capítulo 63—La perla de gran preci
Cristo, Nuestra Justicia
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna”.
Juan 3:16
. El es el mismo ayer, hoy y por los
siglos. La justicia de Cristo, como una pura perla blanca, no tiene
defecto, ni mancha, ni falta. Esta justicia puede ser nuestra. La
salvación, con sus inestimables tesoros comprados con sangre, es
la perla de gran precio. Puede ser buscada y encontrada. Pero todos
los que realmente la encuentren, venderán todo lo que tienen para
comprarla. Dan evidencia de que son uno con Cristo, así como él
es uno con el Padre. En la parábola, se representa al comerciante
vendiendo todo lo que tenía para poseer la perla de gran precio.
Esta es una bella ilustración de los que aprecian tanto la verdad que
renuncian a todo lo que tienen para entrar en posesión de ella. Se
aferran por fe de la salvación provista para ellos en el sacrificio del
unigénito Hijo de Dios.
Hay algunos que están buscando, siempre buscando, la perla de
gran precio. Pero no renuncian completamente a sus malos hábi-
tos. No mueren al yo para que Cristo viva en ellos. Por lo tanto,
no encuentran la perla preciosa. No han vencido la ambición no
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santificada ni su amor por las atracciones mundanales. No exaltan
la cruz y siguen a Cristo por la senda de la abnegación y del sacrifi-
cio propio. Nunca saben lo que es tener paz y armonía en el alma,
pues sin una entrega completa no hay descanso ni gozo. Son casi
cristianos y, sin embargo, no son plenamente cristianos. Parecen
estar cerca del reino de los cielos, pero no entran en él. Estar casi
salvado, pero no estarlo plenamente, no significa estar casi perdido
sino completamente perdido.
Una consagración diaria a Dios proporciona paz y descanso. El
comerciante vendió todo lo que tenía para poseer la perla. Cuando
Este Artículo Apareció en
The Review And Herald, 8 de agosto de 1899
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