Página 406 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

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Mensajes Selectos Tomo 1
por nosotros se hizo pobre para que pudiéramos ser hechos ricos por
su pobreza. Dio paso tras paso en su humillación. Fue arrojado de
una ciudad a otra, pues los hombres no querían recibir la Luz del
mundo. Estaban perfectamente satisfechos con su posición.
Cristo había dado preciosas gemas de verdad, pero los hombres
las habían envuelto con los andrajos de la superstición y el error.
Les había impartido las palabras de vida, pero no vivieron de cada
palabra que sale de la boca de Dios. Vio que el mundo no podía
hallar la Palabra de Dios, porque estaba oculta por las tradiciones de
los hombres. Vino para colocar delante del mundo la importancia
relativa del cielo y de la tierra, y para poner la verdad en el lugar
que le corresponde. Sólo Jesús podía revelar la verdad que era nece-
sario que conocieran los hombres a fin de que pudieran obtener la
salvación. Sólo él podía colocarla en el marco de la verdad, y fue su
obra liberarla del error y presentarla delante de los hombres en su
luz celestial.
Satanás se sintió movido a oponerse a Cristo, porque ¿acaso no
había hecho todo lo posible desde la caída para hacer que la luz
pareciera tinieblas y las tinieblas luz? Mientras Cristo procuraba
presentar delante de la gente la verdad en su debida relación con la
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salvación, Satanás obraba mediante los dirigentes judíos y les inspi-
raba enemistad contra el Redentor del mundo. Ellos se determinaron
a hacer todo lo que estuviera en su poder para impedir que hiciera
una impresión sobre la gente.
¡Cómo anhelaba Cristo exponer a los sacerdotes los mayores
tesoros de la verdad, cómo ardía su corazón por eso! Pero la mente
de ellos se había plasmado en un molde tal, que era casi imposible
revelarles las verdades relativas al reino de Cristo. Las Escrituras no
habían sido leídas correctamente. Los judíos habían estado esperan-
do el advenimiento del Mesías, pero habían pensado que debía venir
en toda la gloria que lo acompañará en su segunda aparición. Porque
no vino con toda la majestad de un rey, lo rechazaron completamen-
te. Pero no sólo lo rechazaron porque no vino rodeado de esplendor.
Fue porque era la encarnación de la pureza, y ellos eran impuros.
Anduvo por la tierra como un varón de integridad inmaculada. Un
personaje tal, en medio de la degradación y el mal, no estaba en
armonía con los deseos de ellos, y fue ultrajado y despreciado. Su