Cómo hacer frente a un punto de doctrina controvertido
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vida impecable brillaba sobre los corazones de los hombres y les
descubría la iniquidad en su carácter odioso.
El Hijo de Dios fue asaltado a cada paso por los poderes de las
tinieblas. Después de su bautismo, fue llevado por el Espíritu al
desierto y sufrió la tentación durante cuarenta días. Me han llegado
cartas que afirman que Cristo no podría haber tenido la misma
naturaleza que el hombre, pues si la hubiera tenido, habría caído bajo
tentaciones similares. Si no hubiera tenido la naturaleza del hombre,
no podría ser nuestro ejemplo. Si no hubiera sido participante de
nuestra naturaleza, no podría haber sido tentado como lo ha sido el
hombre. Si no le hubiera sido posible rendirse ante la tentación, no
podría ser nuestro ayudador. Fue una solemne realidad que Cristo
vino para reñir las batallas como hombre, en lugar del hombre. Su
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tentación y victoria nos dicen que la humanidad debe copiar el
Modelo. El hombre debe llegar a ser participante de la naturaleza
divina.
La divinidad y la humanidad unidas en Cristo
La divinidad y la humanidad estaban combinadas en Cristo. La
divinidad no se degradó hasta la humanidad. La divinidad mantuvo
su lugar, pero la humanidad, estando unida con la divinidad, resistió
la más tremenda prueba de la tentación en el desierto. El príncipe de
este mundo vino a Cristo después de su largo ayuno, cuando estaba
hambriento, y le sugirió que ordenara que las piedras se convirtieran
en pan. Pero el plan de Dios, ideado para la salvación del hombre,
disponía que Cristo conociera el hambre y la pobreza, y cada aspecto
de la experiencia del hombre. Resistió a la tentación mediante el
poder que puede tener el hombre. Se aferró del trono de Dios, y no
hay un hombre o mujer que no pueda tener acceso a la misma ayuda
mediante la fe en Dios. El hombre puede llegar a ser participante de
la naturaleza divina. No vive una sola alma que no pueda pedir la
ayuda del cielo en la tentación y la prueba. Cristo vino para revelar la
fuente de su poder a fin de que el hombre nunca necesitara depender
de sus capacidades humanas desvalidas.
Los que desean vencer deben esforzar al máximo cada facultad
de su ser. Deben angustiarse sobre sus rodillas ante Dios, en procura
del poder divino. Cristo vino para ser nuestro ejemplo y para ha-