Página 408 - Mensajes Selectos Tomo 1 (1966)

Basic HTML Version

404
Mensajes Selectos Tomo 1
cernos saber que podemos ser participantes de la naturaleza divina.
¿Cómo? Habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo
por la concupiscencia. Satanás no ganó la victoria sobre Cristo. No
holló con su pie el alma del Redentor. No tocó la cabeza, aunque
lastimó el talón. Con su propio ejemplo, Cristo puso en evidencia
que el hombre puede mantenerse íntegro. Los hombres pueden tener
[479]
un poder para resistir el mal: un poder que ni la tierra, ni la muerte,
ni el infierno pueden vencer; un poder que los colocará donde pue-
den llegar a ser vencedores como Cristo venció. La divinidad y la
humanidad pueden combinarse en ellos.
Fue la obra de Cristo presentar la verdad en el marco del Evan-
gelio y revelar los preceptos y principios que había dado al hombre
caído. Cada idea que presentó Cristo era propia de él. No necesitó
tomar prestados los pensamientos de nadie, porque era el origina-
dor de toda verdad. Podía presentar las ideas de los profetas y de
los filósofos, y preservar la originalidad de él, pues era suya toda
la sabiduría. El era el manantial, la fuente de toda verdad. Lleva-
ba la delantera a todos, y por su enseñanza llegó a ser el dirigente
espiritual para todos los siglos.
Fue Cristo el que habló mediante Melquisedec, el sacerdote del
Dios altísimo. Melquisedec no era Cristo, sino la voz de Dios en
el mundo, el representante del Padre. Y Cristo ha hablado a través
de todas las generaciones del pasado. Cristo ha guiado a su pueblo
y ha sido la luz del mundo. Cuando Dios eligió a Abrahán como
un representante de su verdad, lo sacó de su país, lo separó de su
parentela, y lo apartó. Deseaba modelarlo de acuerdo con el modelo
divino. Deseaba enseñarle de acuerdo con el plan divino. No había
de estar sobre él el modelo de los maestros del mundo. Había de ser
enseñado en la forma de guiar a sus hijos y a su casa tras sí, que
guardaran los caminos del Señor, que hicieran justicia y juicio. Esta
es la obra que Dios quiere que hagamos. Quiere que entendamos
cómo gobernar nuestras familias, cómo manejar a nuestros hijos,
cómo dirigir nuestros hogares para que guarden el camino del Señor.
Juan, llamado a una obra especial
Juan fue llamado a hacer una obra especial. Había de preparar el
[480]
camino del Señor y enderezar sus veredas. El Señor no lo envió a