Elena G. de White y sus escritos
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persistencia determinada, no podremos tener la unidad por la cual
oró Cristo.—
The Review and Herald, 26 de julio de 1892
.
Acerca de la infalibilidad, nunca pretendí tenerla. Sólo Dios es
infalible. Su palabra es verdad y en él no hay cambio ni sombra de
variación.—
Carta 10, 1895
.
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Lo sagrado y lo común
Sanatorio, California,
5 de marzo de 1909
Estoy preocupada en cuanto al Hno. A, que por un tiempo ha
sido obrero en el sur de California. Ha hecho algunas extrañas
declaraciones y me da pena verlo negando los testimonios en su
conjunto por lo que a él le parece una contradicción: una declaración
hecha por mí en cuanto al número de habitaciones del Sanatorio de
Paradise Valley. El Hno. A dice que en una carta escrita a uno de
los hermanos del sur de California, hice la declaración de que el
sanatorio tiene cuarenta habitaciones, cuando en realidad hay sólo
treinta y ocho. El Hno. A me da esto como una razón para haber
perdido su confianza en los testimonios...
La información dada en cuanto al número de habitaciones del
Sanatorio de Paradise Valley no fue dada como una revelación del
Señor sino simplemente como una opinión humana. Nunca me
ha sido revelado el número exacto de habitaciones de ninguno de
nuestros sanatorios, y el conocimiento que tengo en cuanto a tales
cosas lo he obtenido preguntando a los que suponía que estaban
informados. En mis palabras, cuando hablo acerca de estos temas
comunes, no hay nada para inducir a la mente a creer que recibo mi
conocimiento en una visión del Señor y que presento eso como tal...
Cuando el Espíritu Santo revela alguna cosa acerca de las institu-
ciones de la obra del Señor, o acerca de la obra de Dios en el corazón
y la mente de los hombres, como ha revelado esas cosas a través de
mí en lo pasado, el mensaje dado ha de ser considerado como luz
dada por Dios para aquellos que la necesitan. Pero es un gran error
que uno mezcle lo sagrado con lo común. En una tendencia a hacer
esto podemos ver la obra del enemigo para destruir las almas.
A cada alma que Dios ha creado le ha dado talentos para servirle,
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pero Satanás procura hacer difícil esta obra de servicio mediante su