Página 122 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
que pudiéramos salir. Se trataba de tareas que alguien debía realizar.
Luego, con mucho sentimiento, preguntó: “¿Dónde están las perso-
nas que pueden hacer esta obra? ¿Dónde están los que manifestarán
interés sin egoísmo en nuestras instituciones, y que se pondrán del
lado de lo recto, sin dejarse afectar por ninguna influencia con la
que entren en contacto?”
Con lágrimas manifestó su ansiedad por nuestras instituciones
en Battle Creek. Dijo: “He dedicado mi vida a la edificación de estas
instituciones. Abandonarlas sería como recibir la muerte. Son como
mis hijos, y no puedo separar mi interés en ellas. Son los instrumen-
tos de Dios para llevar a cabo un trabajo específico. Satanás procura
estorbar e invalidar todos los recursos mediante los cuales el Señor
trabaja para la salvación de los hombres. Si el gran adversario logra
moldear estas instituciones de acuerdo con las normas del mundo,
habrá cumplido su propósito. Mi mayor preocupación consiste en
tener a la persona debida en el lugar adecuado. Si los que ocupan
posiciones de responsabilidad manifiestan un poder moral débil, y
si son vacilantes en sus principios y se inclinan hacia el mundo,
hay muchos que se dejarán conducir. Las influencias malignas no
deben prevalecer. Prefiero morir antes que ver estas instituciones
mal dirigidas o alejadas del propósito para el cual fueron creadas.
“En mi relación con esta causa, he pasado la mayor parte del
tiempo conectado con la obra de publicaciones. He caído tres veces
afectado por la parálisis, a causa de mi devoción por esta rama de
la obra. Ahora que Dios me ha concedido renovada energía física
y mental, siento que debo servir a su causa como nunca antes he
podido hacerlo. Debo ver prosperar la obra de publicaciones. Está
entretejida con mi existencia misma. Si olvido sus intereses, que mi
mano derecha pierda su destreza”.
Teníamos el compromiso de asistir a unas reuniones que se
celebrarían bajo carpa en la localidad de Charlotte el sábado 23 y
el domingo 24 de julio. Como yo me encontraba débil de salud,
decidimos utiilizar un medio de transporte privado para nuestro
viaje. Aunque mi esposo estaba contento en el camino, manifestaba
un sentimiento de solemnidad. Alabó repetidamente al Señor por las
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misericordias y bendiciones recibidas, y expresó abundantemente
sus propios sentimientos concernientes al pasado y al futuro: “El
Señor es bueno, y debe ser grandemente alabado. Es una ayuda