Página 155 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

Conformidad con el mundo
151
no dejará de presentarse. Padres, vi que es más fácil para vosotros
enseñar a vuestros hijos una lección de orgullo que una de humildad.
Satanás y sus ángeles están a vuestro lado para convertir vuestros
actos o las palabras que les habláis en instrumentos efectivos para
[128]
animarlos a vestirse, y en su orgullo a mezclarse con la sociedad que
no es piadosa. Padres, plantáis en vuestro propio seno una espina que
con frecuencia sentiréis con angustia. Cuando deseéis contrarrestar
la triste lección que habéis enseñado a vuestros hijos, encontraréis
que es difícil conseguirlo. Es imposible que podáis lograrlo. Podéis
negarles cosas que gratifiquen su orgullo, sin embargo éste sigue
viviendo en el corazón, anhelando ser satisfecho; y no hay nada que
pueda matar este orgullo fuera de la acción rápida y poderosa del
Espíritu de Dios. Cuando éste encuentre su camino hacia el corazón,
obrará como levadura y lo desarraigará.
Vi que tanto los jóvenes como las personas de edad descuidan
el estudio de la Biblia. No la convierten en objeto de estudio y
en la regla de la vida como debieran. Especialmente los jóvenes
son culpables de este descuido. Muchos de ellos están dispuestos
y tienen tiempo para leer casi cualquier otro libro. Pero la Palabra
que señala la vida, la vida eterna, no es estudiada cada día. Ese
libro valioso e importante por el cual serán juzgados en el día final
es apenas estudiado. Se han leído atentamente historias insulsas,
mientras la Biblia ha sido pasada por alto y descuidada. Vendrá un
día, día de nubarrones y de densas tinieblas, cuando todos desearán
poseer las claras y sencillas verdades de la Palabra de Dios, para
poder dar con humildad, y al mismo tiempo con decisión, razón de
su esperanza. Vi que tendrían que fortalecer sus propias almas para
el temible conflicto. Sin esto serán hallados faltos y no podrán tener
firmeza ni decisión.
Los padres harían mejor en quemar los cuentos inútiles del día
y las novelas cuando éstos llegan a su hogar. Esto será un acto de
misericordia para los hijos. Si se estimula la lectura de esos libros
de cuentos, se produce en los niños una especie de fascinación. Em-
belesa y envenena la mente. Padres, vi que a menos que despertéis
a lo que es el interés eterno de vuestros hijos, éstos seguramente
se perderán por vuestra negligencia. Y la posibilidad de que los
padres infieles sean salvados, es muy pequeña. Los padres debieran
ser ejemplo. Debieran ejercer una santa influencia en sus familias.