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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
que eliminar las dificultades que tienen con sus hermanos. Otros
tienen que eliminar el mal genio o la codicia antes que puedan abrir
la puerta. Otros colocan el mundo delante de la puerta de su corazón,
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y así la cierran. Toda esta escoria tiene que ser quitada. Entonces
podrán abrir la puerta y dar la bienvenida al Salvador.
En la visión me fue mostrado cuán preciosa es la promesa:
“Entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. ¡Oh, qué admirable es
el amor de Dios! A pesar de toda nuestra tibieza y nuestros pecados
nos dice: “Tornaos a mí y yo me tornaré a vosotros, y sanaré todas
vuestras rebeliones”. El ángel lo repitió unas cuantas veces: “Tornaos
a mí y yo me tornaré a vosotros, y sanaré todas vuestras rebeliones”.
Vi que algunos volverán gozosamente. En cambio otros no per-
mitirán que este mensaje dado a la iglesia de Laodicea ejerza influen-
cia sobre ellos. Seguirán actuando más o menos como antes, y la
boca del Señor los vomitará. Únicamente aquellos que se arrepientan
celosamente recibirán el favor de Dios.
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono;
así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Apocalipsis 3:21
. Podemos vencer plenamente y por completo. Jesús
murió para hacernos un camino de salida, a fin de que pudiésemos
vencer todo mal genio, todo pecado, toda tentación y sentarnos al
fin con él.
Es nuestro privilegio tener fe y salvación. El poder de Dios no
ha disminuido. Vi que su poder nos sería concedido tan libremente
como antes. La iglesia de Dios es la que ha perdido su fe para pedir
su energía para luchar y clamar como Jacob: “No te dejaré, si no me
bendices”.
Génesis 32:26
. La fe perseverante se ha ido muriendo.
Debe revivir en el corazón de los hijos de Dios. Se debe solicitar la
bendición de Dios. La fe, la fe viva nos eleva siempre hacia Dios y
la gloria; la incredulidad nos arrastra hacia abajo a las tinieblas y la
muerte.
Vi que la mente de algunos miembros de la iglesia no ha fun-
cionado correctamente. Algunos, de temperamento peculiar, se han
valido de sus propias nociones para medir a sus hermanos. Si algu-
nos no estaban completamente de acuerdo con ellos, en seguida se
producían dificultades en el campamento. Algunos han colado el
mosquito y tragado el camello.