Página 198 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
algunas cosas que no son indispensables y sacrificaos por la causa
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de Dios. Lo mismo que la viuda, dad vuestras dos moneditas. Y
en realidad daréis más que todos los que dan de su abundancia; y
sabréis cuán dulce es negarse a sí mismo para dar a los necesitados,
sacrificarse por la verdad y hacerse tesoros en el cielo.
Se me mostró que los jóvenes, especialmente los varones jó-
venes, que profesan la verdad, tienen que aprender una lección de
abnegación. Si éstos hicieran más sacrificios por la verdad, la ten-
drían en más estima. Afectaría su corazón y purificaría sus vidas, y
la considerarían más sagrada.
Los jóvenes no soportan la carga de la causa de Dios, ni sienten
ninguna responsabilidad con respecto a ella. ¿Es porque Dios los
ha excusado? Oh, no; ¡ellos se excusan a sí mismos! Ellos están
aliviados y otros se encuentran cargados. No comprenden que no
se pertenecen a sí mismos. Sus fuerzas y su tiempo no son suyos.
Han sido comprados por un precio. Un costoso sacrificio se hizo por
ellos, y a menos que posean el espíritu de abnegación y sacrificio,
nunca podrán poseer la herencia inmortal.
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