Página 20 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
en 1855, se encontraba establecida en su propio edificio en Battle
Creek, Míchigan.
El tiempo comprendido por los primeros catorce
Testimonios
que
aparecen en el tomo 1, abarca trece años. Mencionaremos algunos
de los acontecimientos que comprenden los mensajes dados durante
este período de 1855 a 1868.
[12]
La primera deserción -la apostasía y oposición de algunos de
los antiguos hermanos en el ministerio, conocidos como el grupo
del
Mensajero
debido a su publicación de
El Mensajero de la Ver-
dad
- produjo aflicción e incertidumbre. Los primeros consejos se
refieren a este movimiento y predicen que muy pronto terminaría en
confusión.
Algunos movimientos fanáticos que tendían a atraer a los cre-
yentes sinceros prometiéndoles esperanzas infundadas de “santifica-
ción”, aparecieron en varios lugares, especialmente en algunos de los
Estados del este y en Wisconsin. Estas enseñanzas en ciertos casos
estaban acompañadas por la manifestación de un supuesto “don de
lenguas”. Pero la iglesia recibió instrucciones claras y definidas que
la libraron de ese engaño del enemigo.
Con el transcurso del tiempo y la evidente tardanza de la segun-
da venida, juntamente con el ingreso en la iglesia de mucha gente
que no había participado en el movimiento de 1844 y que no había
experimentado la profunda consagración espiritual generada por el
mismo, se había producido como resultado la pérdida del primer
amor. Era una época de especulaciones en terrenos y de búsqueda
de posesión legal de tierras otorgadas por el gobierno, al abrirse los
Estados del oeste a la llegada de los colonizadores, entre quienes se
encontraba un buen número de creyentes procedentes de los muy
poblados Estados del este del país. La sierva del Señor presentó
serias advertencias y súplicas concernientes a los peligros prevale-
cientes de la conformidad con el mundo, y llamó a la iglesia a una
consagración más profunda.
En la última parte de 1856 se llamó la atención al mensaje “lao-
dicense” de
Apocalipsis 3
. Al comienzo se sostuvo que este consejo
se aplicaba a los creyentes en la venida de Cristo que no habían avan-
zado siguiendo la luz del tercer ángel, que habían organizado otra
iglesia y se habían opuesto decididamente a la verdad del sábado.
Pero ahora los adventistas se veían a sí mismos como “tibios” y con