El zarandeo
El 20 de noviembre de 1857 me fue mostrado el pueblo de
Dios, y lo vi poderosamente sacudido. Algunos, con robusta fe y
clamores de agonía intercedían ante Dios. Estaban pálidos y sus
rostros demostraban la profunda ansiedad resultante de su lucha
interior. Gruesas gotas de sudor bañaban su frente; pero con todo, su
aspecto manifestaba firmeza y fervor. De cuando en cuando brillaba
en sus semblantes la señal de la aprobación de Dios, y nuevamente
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volvían a quedar en solemne, fervorosa y anhelante actitud
Angeles malos los rodeaban y los oprimían con sus tinieblas
para ocultarles de la vista a Jesús y para que sus ojos se fijaran en
la oscuridad circundante, a fin de inducirlos a desconfiar de Dios y
luego a quejarse contra él. Su única salvaguardia estribaba en mante-
ner los ojos dirigidos hacia arriba, pues los ángeles de Dios estaban
encargados de su pueblo y, mientras que la ponzoñosa atmósfera
de los malos ángeles circundaba y oprimía a las ansiosas almas, los
ángeles celestiales batían sin cesar las alas para disipar las densas
tinieblas.
“Tocad trompeta en Sión, proclamad ayuno, provocad asamblea. Reunid al pueblo,
santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman...
Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona,
oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se
enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?”
Joel
2:15-17
.
“Someteos, pues, a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él
se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo,
purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en
lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”.
Santiago
4:7-10
.
“Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, antes que tenga efecto el decreto, y el día se
pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que
el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros. Buscad a Jehová todos los humildes de la
tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás
seréis guardados en el día del enojo de Jehová”.
Sofonías 2:1-3
.
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