Página 228 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
la delantera a los ángeles que están guiando a su pueblo; pero tienen
que desandar cada paso y seguir humildemente al mismo paso que
los ángeles que guían. Vi que los ángeles de Dios no conducirán a su
pueblo con más rapidez de la que éste puede recibir las importantes
verdades que se le comunican y llevarlas a la práctica. Pero algunas
personas inquietas hacen su trabajo sólo a medias. A medida que el
ángel las guía se apresuran en ir en busca de algo nuevo, y avanzan
sin dirección divina y en esta forma acarrean confusión y discordia
a las filas. No hablan ni obran en armonía con el resto del cuerpo.
Vi que ustedes dos debieran ser conducidos rápidamente al lugar
donde quieren ser conducidos, en vez de querer ustedes mismos
ser los directores, porque en caso contrario Satanás se introducirá
y los guiará en su camino, para que sigan sus designios. Algunos
consideran sus ideas fijas y las tienen por evidencia de humildad.
Esto es engañoso. Ustedes dos están actuando en forma tal que más
tarde tendrán que arrepentirse.
Hermano A, usted es por naturaleza tacaño y codicioso. Diez-
ma la menta y el comino, pero descuida las cosas de mayor peso.
Cuando el joven rico acudió a Jesús y preguntó qué debía hacer para
tener vida eterna, Jesús le dijo que guardara sus mandamientos. Él
contestó que todo eso ya lo había guardado. Luego Jesús añadió:
Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres,
y tendrás tesoro en el cielo. El resultado de esto fue que el joven se
retiró entristecido, porque tenía muchas posesiones. Vi que usted
tiene ideas equivocadas. Dios requiere que su pueblo practique la
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economía; pero algunos han estirado la economía hasta convertirla
en tacañería. Quisiera que usted pudiera ver su caso tal como es.
Usted no posee el verdadero espíritu de sacrificio que es aceptable
para Dios. Usted observa a otros y si ve que no siguen el mismo
proceder rígido que usted práctica, no hace nada por ellos. Su al-
ma se está marchitando bajo la influencia de sus propios errores.
Usted manifiesta un espíritu fanático y supone que se trata del Es-
píritu Santo. Está engañado. No puede soportar el testimonio claro
y cortante. Quisiera recibir un testimonio halagador; pero cuando
alguien reprueba sus yerros, su yo se manifiesta rápidamente. Usted
y su esposa no tienen un espíritu humilde. Hay una obra que deben
hacer... Vi que estos actos y ese espíritu, eran el fruto de sus errores
y el resultado de establecer su propio juicio e ideas como regla para